Estamos viviendo un triste momento de nuestra historia que no da tregua ni espacio para detenerlo.
Vemos como todo se destruye, y no es la naturaleza la que arrasa con su fuerza natural, poblaciones enteras.
Se trata de la fuerza del odio, la fuerza humana que no permite la vida de la semilla sana.
Es muy triste ver como el odio se ha adueñado de las mentes.
“Todos contra todos“ es hoy el objetivo de la lucha.
La Patria...¿qué patria ?  ¡Tantos hombres que dieron su vida por ella !
La Justicia, aquella en la que creíamos encontrar respaldo por su verdad y su ejemplaridad.
El respeto, un valor que ya no existe, ¿para qué ?!
La educación, ¿cuál ? Si hoy da lo mismo “un burro que un gran profesor“, ya lo decía Discépolo en el tango “Cambalache“, pero qué tendría que decir hoy ante semejante realidad ?!!!
Hoy todo da igual, no tenemos “valores“, el fin justifica los medios.
Que cada uno haga lo que quiera, lo que le parezca.
Así transcurren los días, los meses, los años. Algunos sufrimos más que otros, viendo que no podemos contra tanto atropello.
Otros se dejan llevar como río abajo por la intrépida corriente : “ y bueno, - dicen - que vamos a hacer...“
Todo esto parece un mero discurso, palabras que escuchamos, leemos y conocemos...
Pero ahora voy a contarles una historia real, que no es una novela.

“Tengo una hermosa familia. Mis hijos criados con amor y respeto. Tienen un corazón grande, fruto de una educación en la que pudieron ver el verdadero sentido de la vida : formarse y capacitarse para dar y servir a la sociedad que frecuentan.
Tengo una única hermana, con quien tuve la posibilidad de compartir momentos muy buenos y felices en la vida, pero que hoy se han convertido en momentos muy tristes.
Estos cambios son resultado de los avatares, que estos tiempos nos impusieron y como tales debemos afrontar.
Su esposo está detenido, desde hace 10 años, por cumplir con su deber, cuando aún era  muy joven.
Inició su carrera, siendo adolescente. Ingresó en el Liceo Naval y continuó luego formándose en la Escuela Naval Militar, egresando como Guardiamarina. Su carrera fue intachable, participando de Campañas Antárticas y otros desafíos propios de un marino.
La patria le ordenaba y su actitud fue siempre la que correspondía : “Subordinación y Valor“.
Hoy está preso en Marcos Paz, preso injustamente, por haber cumplido  órdenes y sin posibilidad de verdadera defensa, ante oídos sordos de injustos jueces y políticos.
Pero claro, ya no existen los valores, ya no existe la justicia.
Es un tema muy difícil de abordar por toda la carga emocional que encierra para mí,  y toda la “mala fama“ que se ha logrado para con quienes cumplieron con su deber en los años `70. Pero quiero contarles que un “militar“ es un hombre de carne y hueso como todos los demás. Quiero contarles que también tienen familia.
Quiero contarles que esa familia a la que hoy me refiero, esta destruída.
Seguramente aquellos que sienten “odio“ se pongan contentos, pero no es mi objetivo poner contento ni triste a nadie. Mi deseo es sólo transmitir esta historia familiar, que despierta en mí sentimientos muy fuertes y que quiero compartir con udes.
Mi querida hermana está muy enferma, pero sin odios, solo muy dolida por la injusticia, por la falta de sentimientos y de comprensión de muchos. Una de sus hijas está en tratamiento psiquiátrico, a causa de este y otros problemas personales que debe afrontar con un hijo down. Todo suma y la vida pasa sin tregua.
Mi hermana es víctima de una enfermedad delicada e incurable “mieloma multiple“ y los médicos deciden el tratamiento a seguir, en base a sus condiciones familiares y su estado general. Es realmente muy triste ver la escasa atención médica que recibe y el trato que le dan a sus reclamos. Su esposo no ha sido autorizado a verla y ella no puede visitarlo por su delicado estado de salud.
Las alternativas son pocas, pero ella no siente odio, solo se siente muy dolida y abandonada por la falta de apoyo que ha tenido en estas circunstancias tan dolorosas y dificiles.
Son circunstancias donde se confunde el egoísmo de unos, con el miedo  y el odio de otros y ya no sabemos quien es quien.
Sin duda esta historia va a continuar. El odio y la venganza seguirá haciendo estragos. Mientras tanto, la vida nuestra transcurre mutilada en el silencio, en el dolor, en la soledad.
Recuerden que todos somos humanos y como tales, todos tenemos sentimientos : algunos de“odio“, otros de “venganza“ y otros de “amor“, de acuerdo a como fuimos educados ".

                          ¡ Que Dios, tan olvidado en nuestros días, esté con nosotros !