ntroducción
Las Fuerzas Armadas latinoamericanas son objeto de un ataque sin precedentes. La ofensiva se realiza en todas las naciones aunque con métodos diferentes para lograr un mismo fin:
la destrucción definitiva de las instituciones armadas.
En Bolivia, Ecuador y Venezuela, las transforman, cambiándoles la identidad, sustituyendo la doctrina tradicional por nuevos conceptos emanados del Socialismo del Siglo XXI. El caso más emblemático es el de Venezuela, donde obligan a los militares a gritar “Patria, Socialismo o Muerte”. El objetivo final es convertir a estas Fuerzas Armadas en guardias pretorianas al servicio de los regímenes socialistas.
En Argentina, Chile y Uruguay, enjuician a los militares que combatieron la subversión armada, derogando las leyes de amnistía y obediencia debida, y aplicando retroactiva e ilegalmente los efectos de dicha derogación. En la mayoría de los casos, se trata de juicios políticos, precedidos de una propaganda feroz, donde no se presentan pruebas, ni argumentos válidos.
Ciertamente, algunos militares cometieron excesos; pero el objetivo de estas acciones no es hacer justicia, sino cobrar venganza y acabar con las instituciones castrenses. Porque si buscasen justicia, también condenarían a los terroristas de izquierda, que cometieron delitos de lesa humanidad, al colocar bombas, realizar atentados y asesinar víctimas inocentes.
Las Fuerzas Armadas latinoamericanas son objeto de un ataque sin precedentes. La ofensiva se realiza en todas las naciones aunque con métodos diferentes para lograr un mismo fin:
la destrucción definitiva de las instituciones armadas.
En Bolivia, Ecuador y Venezuela, las transforman, cambiándoles la identidad, sustituyendo la doctrina tradicional por nuevos conceptos emanados del Socialismo del Siglo XXI. El caso más emblemático es el de Venezuela, donde obligan a los militares a gritar “Patria, Socialismo o Muerte”. El objetivo final es convertir a estas Fuerzas Armadas en guardias pretorianas al servicio de los regímenes socialistas.
En Argentina, Chile y Uruguay, enjuician a los militares que combatieron la subversión armada, derogando las leyes de amnistía y obediencia debida, y aplicando retroactiva e ilegalmente los efectos de dicha derogación. En la mayoría de los casos, se trata de juicios políticos, precedidos de una propaganda feroz, donde no se presentan pruebas, ni argumentos válidos.
Ciertamente, algunos militares cometieron excesos; pero el objetivo de estas acciones no es hacer justicia, sino cobrar venganza y acabar con las instituciones castrenses. Porque si buscasen justicia, también condenarían a los terroristas de izquierda, que cometieron delitos de lesa humanidad, al colocar bombas, realizar atentados y asesinar víctimas inocentes.
EN MEMORIA Y PARA AQUELLOS LECTORES MAS JOVENES QUE NO CONOCEN EL PASADO DE AMERICA LATINA.
QUIEN ES QUIEN EN REALIDAD
QUIEN ES QUIEN EN REALIDAD
Atentado tupamaro deja varios muertos inocentes
JOSE MUJICA uno de los líderes operativos del MLN.
JOSE MUJICA uno de los líderes operativos del MLN.
MONTONEROS ARGENTINA
EL SALVADOR LA GUERRILLA ADOCTRINA NIÑOS
BRASIL – DILMA ROUSEFF DESCENDIENTES DE BULGAROS TERRORISTA Y ASALTANTE
DANIEL ORTEGA EX COMANDANTE DEL GRUPO GUERRILLERO FSLN Y CASTRO
FSLN NICARAGUA SIEMPRE LA LUCHA ARMADA
Invariablemente, se criminaliza sólo al sector castrense, mientras que los terroristas del pasado siguen indemnes y, en muchos casos, ostentando altos cargos.
En Colombia, donde el gobierno trabaja hombro a hombro con las Fuerzas Militares, las ONGs de izquierda, financiadas desde el exterior, hacen de las suyas, acusando injustamente a héroes militares, para minar la moral de la Institución. La teoría de los “falsos positivos”, inventada por la izquierda, está haciendo estragos en Colombia, al convertir a muchos terroristas y narcotraficantes, en supuestas “víctimas” del sector castrense.
En Colombia, donde el gobierno trabaja hombro a hombro con las Fuerzas Militares, las ONGs de izquierda, financiadas desde el exterior, hacen de las suyas, acusando injustamente a héroes militares, para minar la moral de la Institución. La teoría de los “falsos positivos”, inventada por la izquierda, está haciendo estragos en Colombia, al convertir a muchos terroristas y narcotraficantes, en supuestas “víctimas” del sector castrense.
El hecho de que la ofensiva exista de manera casi idéntica en naciones con gobiernos de diferente ideología, demuestra que se trata de una estrategia supranacional, orquestada desde fuera de nuestros propios países.
El compendio que publicamos a continuación, servirá para conocer mejor los detalles de esta estrategia y para diseñar mecanismos de defensa que la contrarresten.
El compendio que publicamos a continuación, servirá para conocer mejor los detalles de esta estrategia y para diseñar mecanismos de defensa que la contrarresten.
Soplan vientos de cambio
Durante la década de los ochenta y noventa, casi todos los partidos tradicionales latinoamericanos perdieron su razón de ser, por no contar con un proyecto de nación y, sobre todo, por no haber solucionado el problema más grave de la región, el de la pobreza.
Como consecuencia, en al menos quince países fueron objeto de un voto castigo generalizado, que los desalojó del poder y lo entregó a manos de los partidos pertenecientes a Foro de São Paulo (FSP).
Como consecuencia, en al menos quince países fueron objeto de un voto castigo generalizado, que los desalojó del poder y lo entregó a manos de los partidos pertenecientes a Foro de São Paulo (FSP).
Sin embargo, luego de años gobernando, los integrantes del FSP tampoco han resuelto los problemas más acuciantes de nuestras naciones; por el contrario, en algunos casos los han agravado, porque en lugar de gobernar para los más pobres, como habían prometido se dedicaron a promover un proyecto absurdo y fracasado, basado en el Socialismo del Siglo XXI.
Por este motivo, los pueblos latinoamericanos también se desilusionaron de los gobernantes izquierdistas, y buscan la manera de apartarlos del poder.
En algunos casos, la transición será pacífica, siguiendo los caminos democráticos e institucionales, como ya ocurrió en Panamá, con el triunfo de Ricardo Martinelli; y como se ocurrió en otras naciones, como por ejemplo en Chile y Uruguay.
En algunos casos, la transición será pacífica, siguiendo los caminos democráticos e institucionales, como ya ocurrió en Panamá, con el triunfo de Ricardo Martinelli; y como se ocurrió en otras naciones, como por ejemplo en Chile y Uruguay.
Sin embargo, en otros países entre ellos los pertenecientes al ALBA: Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela- el cambio será traumático, puesto que sus gobernantes no pretenden reconocer los verdaderos resultados electorales, ni están dispuestos a abandonar el poder por ningún motivo. De hecho, ya Chávez y Ortega han cometido fraudes electorales, y sin duda seguirán cometiéndolos en el futuro.
En estas naciones, se presentarán crisis político-militares, muy parecidas a la que experimentó Honduras, cuando Zelaya también miembro del ALBA quiso unilateralmente modificar la Constitución para perpetuarse en el poder. Obligados a defender la vigencia de la Carta Magna, el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, tuvieron que destituir legalmente al mandatario y ordenar a los militares hacer cumplir la decisión.
En estas naciones, se presentarán crisis político-militares, muy parecidas a la que experimentó Honduras, cuando Zelaya también miembro del ALBA quiso unilateralmente modificar la Constitución para perpetuarse en el poder. Obligados a defender la vigencia de la Carta Magna, el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, tuvieron que destituir legalmente al mandatario y ordenar a los militares hacer cumplir la decisión.
Durante los próximos años -sin proponérselo- las Fuerzas Armadas de al menos cinco países se verán arrastradas hacia conflictos no deseados. Se verán forzadas a tomar una decisión moral, como ocurrió con los militares hondureños. ¿A quién obedecerán? ¿Al presidente de turno? ¿O al mandato constitucional de defender la democracia y las libertades?
Dado que el sector castrense está obligado a prevenir posibles conflictos y a prepararse adecuadamente para enfrentarlos con éxito, sería contrario a su propia naturaleza no considerar realidades evidentes y palpables, como las que se avecinan en el horizonte.
Es por eso que se ha decidido publicar un compendio que ofrezca a los integrantes de las Fuerzas Armadas latinoamericanas un panorama general de la situación castrense; y así contar con suficientes elementos de juicio que les permita defender su institución y cumplir con la delicada misión que su patria les ha encomendado.
¿Qué es el Foro de São Paulo?
El 3 de julio de 2009 se cumplieron diecinueve años de la fundación de una organización política denominada el Foro de São Paulo (FSP), que agrupa a casi todas las izquierdas de Iberoamérica, incluyendo a los movimientos guerrilleros armados. Se llamó así porque su primera reunión se llevó a cabo en esa ciudad brasileña.
El FSP fue convocado por el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil y el Partido Comunista de Cuba, con el fin de redefinir los objetivos y las actividades de la izquierda, luego de la caída del muro de Berlín y el derrumbe del comunismo en la ex Unión Soviética.
A la convocatoria acudieron originalmente sesenta y ocho fuerzas políticas pertenecientes a veintidós países latinoamericanos y caribeños. Pero desde su primera reunión el FSP ha crecido notablemente.
En el VI Encuentro, realizado en 1996 en la ciudad de San Salvador, estuvieron presentes ciento ochenta y siete delegados pertenecientes a cincuenta y dos organizaciones miembros; ciento cuarenta y cuatro organizaciones invitadas representadas por doscientos ochenta y nueve participantes; y cuarenta y cuatro observadores integrantes de treinta y cinco organizaciones de América, África, Asia y Europa.
En el VI Encuentro, realizado en 1996 en la ciudad de San Salvador, estuvieron presentes ciento ochenta y siete delegados pertenecientes a cincuenta y dos organizaciones miembros; ciento cuarenta y cuatro organizaciones invitadas representadas por doscientos ochenta y nueve participantes; y cuarenta y cuatro observadores integrantes de treinta y cinco organizaciones de América, África, Asia y Europa.
El Foro de São Paulo no posee una sede conocida, pero desde su creación ha sostenido quince encuentros en ciudades distintas, aproximadamente uno cada año: São Paulo (1990), Ciudad de México (1991), Managua (1992), La Habana (1993), Montevideo (1995), San Salvador (1996), Porto Alegre (1997), Ciudad de México (1998), Managua (2000), La Habana (2001), Antigua-Guatemala (2002), São Paulo (2005), San Salvador (2007), Montevideo (2008) y Ciudad de México (2009).
Entre las organizaciones miembros se encuentran: El Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Polo Democrático Al- ternativo de Colombia, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, el Frente Amplio de Uruguay, el Partido Socialista de Chile, la Izquierda Unida del Perú, el Movimiento Bolivia Libre y el Movimiento al Socialismo de Bolivia, el Partido Socialista Ecuatoriano, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), el Partido Revolucionario Democrático de Panamá, el Movimiento Lavalas de Haití, y todos los partidos comunistas de la región, incluyendo -por supuesto- el de Cuba.
Los presidentes iberoamericanos que forman parte del Foro de São Paulo son: Lula da Silva, Raúl Castro, Hugo Chávez, Tabaré Vásquez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, Mauricio Funes, Leonel Fernández y René Preval. Cristina Kirchner, Michelle Bachelet y Fernando Lugo, no pertenecen formalmente al FSP, pero sí algunos de los partidos que las respaldan.
El FSP alega que “no es ni pretende ser una nueva internacional, ni una estructura orgánica que impone condicionamientos a quienes participan, ni un transmisor de unanimidades”.
Pero si bien es cierto que no existe unanimidad total dentro de sus miembros como tampoco la hay en ninguna otra organización política, de hecho funciona como una internacional y tiene una estructura orgánica bien orquestada. Posee un modo permanente de comunicación, un sistema de coordinación y centralización de sus actividades, una revista propia denominada América Libre y, lo que es más importante, un objetivo común claramente definido: la toma del poder en Iberoamérica.
Los integrantes del Foro de São Paulo no presentan propuestas concretas para resolver los problemas de la región; y en la práctica no los han solucionado cuando han llegado al poder. Su único discurso consiste en criticar el orden existente: la globalización, el neoliberalismo, el libre comercio, el imperialismo y los partidos políticos tradicionales.
Armados de estadísticas, los miembros del FSP hablan constantemente del fracaso del capitalismo moderno:
Armados de estadísticas, los miembros del FSP hablan constantemente del fracaso del capitalismo moderno:
Mientras en 1960 el 20 por ciento más rico de la población mundial disponía de un ingreso 30 veces mayor que el del 20 por ciento más pobre, hoy esa relación es de ¡82 a uno! Existen actualmente 358 personas, las más ricas del mundo, cuyo ingreso anual es superior al ingreso del 45 por ciento de los habitantes más pobres, o sea, 2.600 millones de personas… 30 millones de personas mueren por hambre cada año y más de 800 millones están subalimentadas. Argumentan que tales contradicciones no podrán sostenerse y que, más pronto que tarde, el modelo neoliberal se derrumbará, dando así una oportunidad para el resurgimiento del comunismo o de alguna de sus variantes.
La ola de triunfalismo neoliberal, que, al son de trompetas y estimulada por la caída del muro de Berlín, pretendió pasar por encima de todo, debe vencer ahora resisten- cias cada vez más fuertes. Hay un amplio y creciente rechazo social a una globalización concebida como pillaje planetario… Este orden mundial que está destruyendo el planeta nos pone de cara a nuevos estallidos sociales.
En efecto, los integrantes del FSP aprovechan los estallidos sociales para crecer y fortalecerse, aplicando nuevas y variadas formas de lucha.
El FSP opina que la izquierda debe coordinar y centralizar las reacciones contra el neoliberalismo, provengan o no de sus propias filas, y captar las organizaciones populares que surjan como respuesta a las injusticias provenientes del modelo capitalista moderno: desde grupos pequeños que se forman para resolver un problema concreto, como la construcción de una escuela, hasta los movimientos más amplios que luchan por los derechos de la mujer, la preservación del medio ambiente, la defensa de los derechos de los indígenas, etcétera.
El FSP opina que la izquierda debe coordinar y centralizar las reacciones contra el neoliberalismo, provengan o no de sus propias filas, y captar las organizaciones populares que surjan como respuesta a las injusticias provenientes del modelo capitalista moderno: desde grupos pequeños que se forman para resolver un problema concreto, como la construcción de una escuela, hasta los movimientos más amplios que luchan por los derechos de la mujer, la preservación del medio ambiente, la defensa de los derechos de los indígenas, etcétera.