Esta nota, nos invita a reflexionar, en este nuevo 25 de Mayo, donde el "valor" de patria, parece haber desaparecido.
Patriotismo, por definición, significa amor a la patria (diccionario básico). En el idioma alemán existe la palabra Vateriandsliebe, que en su traducción literal diría algo así como amor a la tierra paterna o natal, que sirve para expresar la idea de lo que conocemos como patriotismo.
En primer lugar, es necesario plantear si los argentinos tenemos verdaderamente tal sentimiento, especialmente cuando nos encontramos fuera de la tierra natal. Debe dejarse claramente separado el concepto de lo que es el amor a la familia, a los seres queridos, a lugares y cosas apreciadas profundamente.
Haciendo una acotación aún mayor del tema podríamos preguntarnos si verdaderamente sentimos orgullo de ser y llamarnos argentinos... Pero no acá, en casa; sino allá, afuera.
¿Acaso, cuando estamos lejos de nuestra tierra no nos presentamos diciendo: “soy descendiente de...”? ¿Acaso no hay alguno que sintió más de una vez la tentación de aparecer mezclado entre los lugareños para pasar desapercibido en un país extranjero, procurando hablar lo más perfecto posible el idioma?
¿Qué siente un argentino cuando contempla embelesado el funcionamiento de las instituciones en un país extranjero o el obrar cotidiano de su gente, el desempeño de sus gobernantes, el respeto ortodoxo que observan de la ley, la evolución y progreso en sus ciudades, carreteras, escuelas, universidades? Cuando observa el orgullo no fingido que demuestran por pertenecer a su país... ¿Quién no ha sentido la tentación de quedarse a hacer la vida por allí?
¿Qué siente un argentino cuando, luego de hacer una simple comparación empírica de su país con otro, advierte que las cosas no están para nada equiparables? ¿Acaso estamos contentos respecto a lo que pueda decirse de los argentinos, y así desarrollar el orgullo como tal e incrementar el patriotismo?
¿Qué siente un argentino cuando piensa en su presidente, legisladores, líderes políticos, magistrados y funcionarios públicos en general ? ¿Apretaría fuertemente en sus manos una bandera con la imagen de alguno de ellos y tal vez hasta acompañando con alguna lágrima la ovación a sus discursos dictados por el corazón y no por el bolsillo? Reflexionemos, entonces... ¿No hay algo que se murió dentro de los argentinos?
¿Puede decirse que estamos mejor en economía, instituciones (todos los servidores públicos), política, sociedad, cultura, tecnología, en la ética ciudadana y la moral?... ¿Alguien hoy puede decir concienzudamente en qué estamos mejor los argentinos? Por supuesto, cuando el cotejo lo hacemos con países por lo menos surgentes.
Ahora bien, nos preguntamos quiénes son los responsables de esta pérdida paulatina del patriotismo argentino, siendo que historia no nos falta ni recursos naturales y humanos... Tenemos todo para ser una gran nación. ¿Quién responderá por esta suerte de despatriotización de la que somos testigos fundamentalmente en estos últimos tiempos? Amamos a nuestros amigos, familia, ciudades, pueblos y paisajes. Pero, ¿es éste el único contenido que nuestro patriotismo puede tener? A no confundirnos.
El patriotismo auténtico nunca estará construido sólo por el amor a los nuestros, o a nuestro lugar , sino también con el obrar honrado y siempre fiel de nuestros gobiernos, de nuestra gente, a los fines más altos, capaces de ennoblecer la nación.
Que se hagan cargo, ahora, aquellos que no sólo han sido designados para gobernar, sino para construir un verdadero sentimiento de amor a la patria y a su gente, para que trascienda a las generaciones venideras. Como ciudadanos, los responsabilizamos a nuestros gobernantes, del proceso de pérdida y apatía por el amor a la patria. Acaso olvidan que juramentaron sobre la sentencia: “Que Dios y la Patria os lo demanden” ??? Pronto el juicio.