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El papel de la mujer en la
sociedad |
“Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la
mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una
influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este
momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas
del espíritu del evangelio pueden ayudar mucho a que la humanidad no decaiga”
(Mensaje del Concilio a las Mujeres, 8 de diciembre de 1965: AAS 58,1966
13-14).
La frase está en presente. Nos interesa recordarla pues insiste
en que es ahora cuando la vocación, la misión de la mujer se puede cumplir en sí
misma y en la sociedad con toda su fuerza y en todas sus dimensiones.
El
tiempo que vivimos, como nunca antes en la historia, ofrece a la mujer que
siente la necesidad y el deseo de penetrar el campo profesional, amplias
posibilidades para hacerse presente en la sociedad, con todo su «genio
femenino», es decir, con todas las cualidades y riquezas de su feminidad. Ella
puede, ahora, ejercer un influjo creativo, renovador, humanizador, en todos los
ámbitos de la vida social: empresa, política, ciencia, medicina, educación,
cultura, medios de comunicación, etc.
El mundo de hoy, por lo tanto, se
abre ante la mujer, como un campo, para que ella plante la semilla de su
feminidad y ésta pueda dar fruto. La mujer puede salir, prolongar su «don de sí»
más allá de su ámbito familiar, como una forma de multiplicar su capacidad de
donación y, con ello, su realización como mujer.
Pero este «salir» para
hacerse presente en la sociedad, no es sólo un medio para que ella se realice.
Es, de igual manera, un beneficio para la misma sociedad. El mundo de las
empresas humanas, de las decisiones humanas, de la cultura y la
comunicación, necesita enriquecerse de todo aquello que la mujer puede aportar.
Necesita precisamente de «lo femenino». Y necesita lo femenino no para suplir
«lo masculino» sino para complementarlo, para potenciar y enriquecer el «todo»
de la sociedad humana. Por eso es importante, antes de describir este horizonte
de proyección, que la mujer se descubra necesaria para el mundo «en tanto que
mujer». Aún cuando ella no perciba que es necesaria, cuando falta la mujer en un
hogar, se nota, y los hijos son los primeros que la echan de menos haciendo ver
cuánto la necesitan. De la misma manera nuestra sociedad, aunque no lo diga,
echa de menos «lo femenino».
El primer papel de la mujer en la
sociedad consistirá, por tanto, en que sea ella misma. Con toda su
identidad, con toda su feminidad. Es verdad que muchos sistemas y estructuras
deben cambiar. Es verdad que todavía no se reconoce del todo que la mujer es
necesaria en determinados ámbitos de la sociedad. Pero también es verdad que la
mujer no siempre ha luchado por penetrar las esferas sociales en tanto que
mujer. O se ha quedado al margen, o, cuando se ha metido dentro, llámese mundo
profesional o político, lo ha hecho disfrazándose de varón.
Queremos
anotar, sin embargo, que esta participación directa de la mujer en la sociedad,
más allá de la esfera familiar, de ninguna manera debe pensarse como algo
obligatorio e indispensable para todas las mujeres.
Habrá mujeres que
desearán entregarse de lleno a su familia sin realizar ningún trabajo
profesional fuera del hogar. Si la mujer siente que así está llamada a realizar
su don de sí, debe hacerlo con seguridad y satisfacción. En esa misión de madre
y educadora ella florecerá en toda su feminidad y se realizará como mujer.
Obligar a la mujer a trabajar fuera del hogar sin permitirle opción sería
concebir la realización de su identidad en términos de productividad y no de
donación personal.
En este caso, sin embargo, es ciertamente
recomendable que, en la medida que sus obligaciones familiares se lo permitan,
ofrezca su aportación a la sociedad colaborando en obras de solidaridad,
promoviendo el bien común y fomentando los valores humanos auténticos entre la
gente que la rodee.
Como no nos es posible tocar cada una de las
posibles profesiones o actividades en las que la mujer se puede proyectar,
trataremos de agruparlas en los siguientes ámbitos. El mundo de la educación
sería otro campo de proyección social pero lo hemos tratado en el capítulo
anterior por ser la educación parte de la vocación de la mujer, como una
expresión y prolongación de su maternidad. Tratamos en último lugar el tema del
equilibrio entre la vida familiar y trabajo por ser uno de los retos principales
que tiene la mujer de hoy de cara a su misión en la
sociedad.
Autor: Gloria Conde, del libro Mujer Nueva, editorial Trillas
Tengamos en cuenta que la misión de la mujer en la sociedad, es fundamental y es un complemento perfecto a la tarea del hombre. La mujer tiene condiciones y sentimientos que no pueden faltar en una sociedad que trabaja para el desarrollo humano.
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