Ballet El Lago de los Cisnes
El Lago de los cisnes es uno de los ballets clásicos tradicionales más
conocidos en todo el mundo.
Su primera presentación tuvo lugar en el Teatro Bolshói de Moscú con la
coreografía de Julius Reisinger el 4 de marzo de 1877. Paradójicamente,
no fue muy aceptado en su momento. Sin embargo, el 15 de enero de 1895,
con la nueva coreografía de Marius Petipa y de Lev Ivanov esta obra logró
un gran éxito en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Marius Petipa se
encargó del primer y tercer acto (actos en el castillo) y Lev Ivanov del segundo
y cuarto acto (actos del lago).
La obra transcurre entre el amor y la magia, enlazando en sus cuadros la eterna
lucha del bien y del mal. La protagonizan el príncipe Sigfrido, enamorado de
Odette, joven convertida en cisne por el hechizo del malvado Von Rothbart y
Odile el cisne negro e hija del brujo.
- Coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov
- Música Pitr Ilich Tchaikovsky
- Libreto de Vladimir Beghitchev / Vasili Geletzer
Primer acto (El jardín del castillo del príncipe Sigfrido)Es el vigésimo primer cumpleaños de Sigfrido, y el joven príncipe está
celebrando la ocasión en el jardín de su palacio. Jóvenes de los estados de
alrededor han venido a rendirle tributo. Cuando todos empiezan a divertirse
en la fiesta, el buen humor es perturbado por la entrada de la Reina y sus
damas de honor. Ella observa a sus amigos con considerable desdén. Sigfrido
se altera cuando su madre le señala que debe escoger pronto una esposa.
Su indicación, en el fondo, es una orden, y Sigfrido la rechaza obstinadamente.
Mañana por la noche, su cumpleaños se celebrará formalmente con un baile en
la corte, y allí, entre las más hermosas damas de la comarca, debe escoger a
su futura esposa. Sigfrido ve que toda discusión es imposible y parece que
se somete a su voluntad. El Bufón, intenta restaurar el espíritu de la feliz
ocasión. La noche comienza a caer. El Bufón, su amigo, sabe que Sigfrido
debe distraerse en lo que queda de la velada. Oye el sonido de alas agitadas
por encima, mira hacia arriba y ve en el cielo hermosos cisnes salvajes en pleno
vuelo. El Bufón sugiere que el príncipe forme una partida de caza y vaya en
busca de los cisnes. Sigfrido accede.
Segundo acto (La orilla del lago)La partida de caza comienza. A una pequeña distancia de ellos, se están
deslizando plácidamente los cisnes. Conduciendo al grupo de cisnes hay
una hermosa ave. El príncipe camina a lo largo de la orilla del lago hacia los
cisnes; cuando está a punto de seguirlos ve algo en la distancia que le hace
vacilar. Se para cerca de la orilla, luego se retira rápidamente a través del claro
para esconderse. Ha visto algo tan extraño y extraordinario que debe observarlo
detenidamente en secreto.
Apenas se ha escondido, entra en el claro la más hermosa mujer que nunca ha
visto. No puede creer lo que ven sus ojos, puesto que la joven parece ser
a la vez cisne y mujer. Su hermosa cara está enmarcada por plumas de cisne,
que se unen a su pelo. Su vestido, puro y blanco está embellecido con suaves
plumas de cisne, y en su cabeza descansa la corona de la Reina de los Cisnes.
La joven piensa que está sola y aterrorizada, todo su cuerpo tiembla, sus brazos
se aprietan contra su pecho en una actitud, casi desvalida, de autoprotección;
retrocede ante el príncipe, moviéndose frenéticamente, hasta el punto de caer
desesperadamente al suelo. El príncipe, ya enamorado, le ruega que no se
marche volando y ante su miedo el príncipe le indica que nunca le disparará,
que la protegerá. Ella es Odette. El príncipe la saluda y dice que la honrará, pero
le pregunta, que ¿a qué se debe que sea la Reina de los Cisnes? El lago, le
explica, fue hecho con las lágrimas de su madre. Su madre lloraba porque
un hechicero malvado, Von Rotbart, convirtió a su hija en la Reina Cisne.
Y seguirá siendo cisne, excepto entre la media noche y el amanecer, a no ser
que un hombre la ame, se case con ella, y le sea fiel.
Sigfrido apoya las manos en su corazón y le dice que la ama, que se casará
con ella y que nunca amará a otra, y promete su fidelidad. Ahora, indignado
por el destino de su amor, quiere saber dónde se esconde Von Rotbart. Justo
en este momento, el mago aparece a la orilla del lago. Su cara parecida a la
de un búho es una odiosa máscara, tiende sus garras haciendo señas para
que Odette vuelva a él. Von Rotbart señala amenazadoramente a Sigfrido.
Odette se mueve entre ellos, suplicando piedad a Von Rotbart. El príncipe le
dice que debe ir la próxima noche al baile de palacio. Acaba de cumplir la
mayoría de edad y debe casarse, y en el baile debe escoger a su novia. Odette
le replica que no puede ir al baile hasta que no se case -hasta que Von Rotbart
no deje de tener poder sobre ella- de otro modo el hechicero la descubriría y su
amor peligraría.
Cuando los amantes han dejado el claro, las huestes de Odette, todos los
cisnes que, como ella misma, asumen forma humana sólo en las horas entre la
medianoche y el amanecer, entran bailando desde la orilla del lago.
Tercer acto: (El gran salón del castillo del príncipe Sigfrido)El baile está a punto de comenzar. Embajadores de tierras extranjeras,
ataviados con sus brillantes trajes nativos, han llegado a rendir tributo al
príncipe en su cumpleaños. Se anuncia la llegada de cinco hermosas
muchachas, invitadas por la Reina como posibles novias para su hijo. Sigfrido,
piensa sólo en el claro a la orilla del lago y en su encuentro con Odette. Su madre
le inquiere a que baile con sus invitadas.
Baila de forma automática e indiferente y se sume en una profunda melancolía.
Un heraldo se apresura a informar a la Reina de que una extraña pareja ha
llegado. No sabe quiénes son, pero manifiesta que la mujer posee una
extraordinaria belleza. Un caballero alto y con barba entra con su hija. Cuando
el caballero se presenta a si mismo y a su hija Odile, a la Reina. Sigfrido
-perturbado casi hasta perder el control mira fijamente a la hermosa joven.
Está vestida de sobrio negro, pero es la viva imagen de su querida Odette.
Se trata de Von Rotbart, que se ha transformado a si mismo y a su fingida
hija para engañarlo y rompa la promesa hecha a Odette de que nunca amará a
otra.
La Reina tiene ahora esperanzas de que su hijo se case con una dama de
rango, como Odile aparenta ser, e invita a Von Rorbart a sentarse a su lado en
el estrado.
Odile ha logrado enamorar a Sigfrido y éste piensa que no es otra que
Odette. Mientras bailan los dos jóvenes Odette se deja ver en la distancia y
hace señales a Sigfrido de que si continúa en esa actitud puede ser fatal
para ella. Luego, Sigfrido se aproxima a Von Rotbart y pide la mano de Odile y
éste da inmediatamente su consentimiento. En ese momento hay un estrépito de
trueno. La sala de baile se oscurece. Rápidos destellos de luz muestran a
los asustados cortesanos abandonando el salón de baile, a la princesa madre
aturdida, y a Van Rotbart y Odile de pie ante el príncipe en triunfo final de
autorrevelación. Sigfrido no puede soportar sus risas odiosas y crueles, y se
vuelve para ver en la distancia la patética figura de Odette. Buscándole
desesperadamente, con su cuerpo agitado por los sollozos. Cae al suelo
atormentado por su falta.
Acto cuarto (La orilla del lago)Las doncellas cisne se han agrupado a la orilla del lago. Cuando aparece
llorando, intentan consolarla. Le recuerdan que Sigfrido es solo un humano, que
podría no haber conocido el hechizo, y podría no haber sospechado del plan de
Von Rotbart. Sigfrido entra corriendo en el claro y busca frenéticamente a
Odette entre los cisnes. Le toma entre sus brazos, pidiéndole que le perdone
y jurándole su amor infinito. Odette le perdona pero le dice que no sirve para
nada, pues su perdón se corresponde con su muerte. Cuando aparece Von
Rotbart, Sigfrido le desafía, quien tras la lucha, es vencido por la fuerza del amor
del príncipe a Odette.
© 2011 Danza Ballet
No hay comentarios:
Publicar un comentario