La vida de una persona va de un estado de dependencia absoluta de los cuidados maternos hacia la independencia. Un bebé no puede sobrevivir sin alguien que procure atención a todas sus necesidades (alimentación, abrigo, higiene, afecto…) La maduración y un complejo proceso de desarrollo, llevarán al logro progresivo de auton...omía. Esto no sucede de un modo lineal y parejo en todas las áreas pero, en la vida adulta, suponemos una independencia al menos relativa.
Hay circunstancias que por un tiempo más o menos prolongado nos vuelven a poner en situación de dependencia. Por motivos de salud, económicos, u otros, necesitaremos de alguien o algo sin lo cual no podremos realizar determinadas acciones. Necesidad de anteojos, por ejemplo: Puedo enojarme, odiarlos, resistirme, pero tarde o temprano, estoy forzada a aceptar que veo menos, decidir estrategias para tenerlos a mano o pensar en alguna solución alternativa.
Las primeras reacciones que pueden aparecer ante situaciones de nuevas dependencias son fastidio, negativa a aceptar la necesidad de ayuda, crítica a la forma de intervenir de cualquiera que no haga las cosas como las hacíamos nosotros, o por el contrario, sometimiento, aceptación silenciosa de todo lo que haga ese otro del cual dependemos por miedo al abandono o “represalias”, por “no querer molestar”…
En principio es importante respetar un tiempo de adaptación. Estas situaciones generan dolor por la pérdida de la capacidad perdida, ira, temor, inquietud y otros sentimientos. Quizá nos ayude poder darnos cuenta de lo que nos produce y expresarlos. Frases como: “Todavía no me acostumbro a…” “me da pudor…“ “tengo miedo…” “no entiendo” …permiten enterar al otro de nuestro estado y no interpretar nuestro rechazo o incomodidad como no aceptación de su persona sino de esta nueva situación. A su vez, da lugar a algún tipo de modificación en las respuestas.
Por otro lado, el asistente también requiere disposición y un sinceramiento de qué es lo que está en condiciones de aportar. Esto ya sea en una relación personal, laboral, o profesional. Ayudar en algún aspecto de la vida de una persona no implica apropiarse de su vida ni tampoco convertirse en su esclavo. Implica conectar con las necesidades del otro, preguntar y ajustar, según las posibilidades. Discriminar lo que es prioritario y necesario de lo que puede quedar a criterio de los gustos de cada uno, no decidir por el otro, y tratar de que las tareas sean el resultado de un acuerdo, de un consenso, o de una negociación.
¿Cómo entregarse a esa situación de dependencia? ¿Cómo crear las condiciones para que ese espacio de confianza necesaria no deteriore la relación sino la afiance?
Entre dos, o entre varios. Creando redes, cadenas de sostén. Poniendo palabras. No imponiendo, desde ninguna de las partes. Tratando de esclarecer qué se necesita, qué se espera, qué se puede o se quiere, en primera persona. Parece simple, pero es todo un desafío.
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