Verdad, justicia y reconciliación
La
búsqueda de la verdad respecto a los hechos acaecidos en el pasado, es un paso
fundamental en el proceso de reconciliación. En diversos contextos
postconflicto las personas hablan de verdad y reconciliación, y con
frecuencia se establecen comisiones
exactamente con ese nombre.
El
establecimiento de la verdad le permite a las víctimas contar su
historia, muchas veces negada
por la historia oficial.
La empatía no es posible si los perpetradores no aceptan escuchar a las
víctimas o si los grupos
enfrentados no reconocen el dolor del otro. Sin embargo, la verdad por sí misma no trae la reconciliación; es sólo un ingrediente de la misma.
La
justicia es también un requerimiento vital para que los perpetradores
rindan cuentas de sus actos, se curen las heridas y se puedan restablecer las
relaciones de equidad y respeto. Pero tampoco la justicia por sí sola conduce
al éxito a los procesos de reconstrucción pstconflicto.
En
muchas ocasiones, las víctimas que han sufrido graves daños ven con suspicacia
los procesos de reconciliación pues los perciben como excusas para
ignorar sus sufrimientos o pasar rápidamente por encima de ellos. En muchas
ocasiones su percepción es correcta por cuanto se apresura la reconciliación al ser
vista sólo como una meta, olvidando que se trata también de un proceso; en él,
verdad y justicia forman parte por igual de un trabajo a largo plazo para ayudar
a crear oportunidades objetivas que permitan llegar a ver el pasado en términos
de una responsabilidad y un sufrimiento colectivos, y el futuro como una tarea
compartida.
Del
mismo modo, los procesos de reconstrucción postconflicto no podrían ser sostenibles
si las injusticias estructurales –políticas, legales y económicas– se
mantienen. En este sentido un proceso de reconciliación debe ser afirmado por
la distribución del poder, el cumplimiento de los compromisos políticos y un
clima favorable a la protección de los derechos humanos y de la justicia
económica.
Los procesos de negociación
Los
procesos para llegar a acuerdos de paz no siguen un trayecto lineal con etapas
lógicas, pero ocurren en contextos específicos con variables muy diferentes.
Por eso no existen recetas para el éxito. Se menciona que mucho puede
aprenderse de experiencias como la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en
Sudáfrica, pero es sólo un punto de referencia como pueden serlo otros
procesos.
Con
todo, pueden distinguirse algunos aspectos esenciales para una reconciliación
duradera:
•
Deberán producirse cambios en las actitudes –tolerancia en vez de revancha– en
conductas–colaboración por objetivos, ceremonias y memoriales–; y un entorno
institucional que lo posibilite –cambios sociales para la paz–. Es importante
resaltar que aunque los cambios empiecen siendo pequeños pueden activar nuevos
pasos y generar un proceso. Para que pueda producirse una coexistencia
pacífica, la verdad y la empatía deben ser internalizadas, de otro modo
fracasarán los programas y las políticas que se implanten por buenas que sean.
• Es
necesario ver los procesos de negociación política que tratan de terminar con
los conflictos de una manera comprensiva. Para algunos, se trata solamente de
llegar a un acuerdo entre “las partes” en términos que favorezcan la
reinserción social de excombatientes o rindan beneficios políticos. Para otros,
es una manera de buscar la gobernabilidad de una región, desactivando el
conflicto pero sin promover cambios sustanciales.
. En nuestro país, los conflictos pueden finalizar si las partes interesadas y participantes solicitan la reconciliación. En este proceso no debe influir el gobierno, que más allá de tratar de solucionar los conflictos, los agudiza, levantando su propia BANDERA:
"DIVIDE Y REINARÁS".
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