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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


jueves, 6 de diciembre de 2012

Reconciliación del pueblo argentino...


Verdad, justicia y reconciliación

 
La búsqueda de la verdad respecto a los hechos acaecidos en el pasado, es un paso fundamental en el proceso de reconciliación. En diversos contextos postconflicto las personas hablan de verdad y reconciliación, y con frecuencia se establecen comisiones exactamente con ese nombre.

El establecimiento de la verdad le permite a las víctimas contar su historia, muchas veces negada por la historia oficial. La empatía no es posible si los perpetradores no aceptan escuchar a las víctimas o si los grupos enfrentados no reconocen el dolor del otro. Sin embargo, la verdad por sí misma no trae la reconciliación; es sólo un ingrediente de la misma.

La justicia es también un requerimiento vital para que los perpetradores rindan cuentas de sus actos, se curen las heridas y se puedan restablecer las relaciones de equidad y respeto. Pero tampoco la justicia por sí sola conduce al éxito a los procesos de reconstrucción pstconflicto.

En muchas ocasiones, las víctimas que han sufrido graves daños ven con suspicacia los procesos de reconciliación pues los perciben como excusas para ignorar sus sufrimientos o pasar rápidamente por encima de ellos. En muchas ocasiones su percepción es correcta por cuanto se apresura la reconciliación al ser vista sólo como una meta, olvidando que se trata también de un proceso; en él, verdad y justicia forman parte por igual de un trabajo a largo plazo para ayudar a crear oportunidades objetivas que permitan llegar a ver el pasado en términos de una responsabilidad y un sufrimiento colectivos, y el futuro como una tarea compartida.

Del mismo modo, los procesos de reconstrucción postconflicto no podrían ser sostenibles si las injusticias estructurales –políticas, legales y económicas– se mantienen. En este sentido un proceso de reconciliación debe ser afirmado por la distribución del poder, el cumplimiento de los compromisos políticos y un clima favorable a la protección de los derechos humanos y de la justicia económica.
 

Los procesos de negociación
 

Los procesos para llegar a acuerdos de paz no siguen un trayecto lineal con etapas lógicas, pero ocurren en contextos específicos con variables muy diferentes. Por eso no existen recetas para el éxito. Se menciona que mucho puede aprenderse de experiencias como la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en Sudáfrica, pero es sólo un punto de referencia como pueden serlo otros procesos.

Con todo, pueden distinguirse algunos aspectos esenciales para una reconciliación duradera:

• Deberán producirse cambios en las actitudes –tolerancia en vez de revancha– en conductas–colaboración por objetivos, ceremonias y memoriales–; y un entorno institucional que lo posibilite –cambios sociales para la paz–. Es importante resaltar que aunque los cambios empiecen siendo pequeños pueden activar nuevos pasos y generar un proceso. Para que pueda producirse una coexistencia pacífica, la verdad y la empatía deben ser internalizadas, de otro modo fracasarán los programas y las políticas que se implanten por buenas que sean.

• Es necesario ver los procesos de negociación política que tratan de terminar con los conflictos de una manera comprensiva. Para algunos, se trata solamente de llegar a un acuerdo entre “las partes” en términos que favorezcan la reinserción social de excombatientes o rindan beneficios políticos. Para otros, es una manera de buscar la gobernabilidad de una región, desactivando el conflicto pero sin promover cambios sustanciales.


. En nuestro país, los conflictos pueden finalizar si las partes interesadas y participantes solicitan la reconciliación. En este proceso no debe influir el gobierno, que más allá de tratar  de solucionar los conflictos, los agudiza, levantando su propia BANDERA:

                               "DIVIDE Y REINARÁS".

 

 

 

 

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