No hay palabra que haya recibido significados más diferentes y que haya impresionado más a los espíritus de tantas maneras, como la de "libertad". Los unos la han tomado por la libertad de deponer a aquel al que habían dado un poder tiránico; los otros, por la facultad de elegir a aquél a quien debían obedecer; otros, por el derecho a poder ejercer la violencia; algunos, por el privilegio de no ser gobernados más que por un hombre de su nación o por sus propias leyes. Otros han unido ese nombre a una forma de gobierno y lo han excluido de los otros. En fin, cada uno ha llamado libertad al gobierno que era más conforme con sus costumbres y sus inclinaciones; y como, en una república, no siempre se tiene ante los ojos y de una manera tan presente los instrumentos de los males que se deploran, y también las leyes parecen hablar más y los ejecutores de la ley hablar menos, se les pone ordinariamente en las repúblicas y se la excluye de las monarquías. En fin, como en las democracias el pueblo parece hacer poco más o menos lo que quiere, se ha puesto la libertad en ese tipo de gobierno y se ha confundido el poder del pueblo con la libertad del pueblo.
Es cierto que en las democracias el pueblo parece hacer lo que quiere; pero la libertad política no consiste en hacer lo que se quiera. En un Estado, es decir, en una sociedad en la que hay leyes, la libertad no puede consistir más, que en poder hacer lo que se debe querer y no verse obligado a hacer aquello que no se debe querer.
Hay que entender claramente lo que es la independencia y lo que es la libertad. La libertad es el derecho de hacer lo que las leyes permiten; y si un ciudadano pudiera hacer lo que le prohiben, ya no habría libertad, porque los otros tendrían ese mismo poder.
La democracia y la aristocracia no son estados libres de por sí. La libertad política no se halla más que en los gobiernos moderados, es decir "cuando no se abusa de su poder" ; pero es una experiencia eterna y está comprobado, que todo hombre que tiene poder se ve inclinado a abusar de él; y así lo hace hasta que encuentra algún límite. ¿Quién lo diría? Hasta la virtud necesita límites.
Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que, por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder. Pero ¿cómo lograrlo?
Estoy convencida que el mismo pueblo, es el que debe controlar y limitar el poder de los gobiernos, cuando con su actuar abuse de él. No olvidemos que si un gobierno procede "injustamente", está abusando de su poder. La "justicia" debe ser independiente y para todos. No sólo para los amigos del poder.
"Una injusticia hecha a uno sólo, es una amenaza dirigida a todos".
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