La ilusión de educar
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Las siguientes palabras, del Hno. Javier Lázaro, son un ejemplo de la importancia que tiene la alegría, la humildad y la ilusión en la convivencia escolar y la labor docente. La educación es interacción entre educador y educando y cada docente renueva a diario la fidelidad a sus alumnos, para poder seguir mirándolos desde el corazón. La alegría ofrece un valor agregado incalculable a esta labor, frente al mercado laboral y a la sociedad de consumo que sólo busca usar a las personas. Por todo esto es importante hacer una reflexión sobre la educación en nuestros días.
"Bienvenidos a todos. Al
encontrarnos y mirarnos, nos contagiamos alegría y entusiasmo.
Estamos descansados gracias al
tiempo de vacaciones. ¿Quién no se ha acordado de los amigos durante estos
meses? ¿Quién no ha extrañado al amigo o amiga a la hora de jugar o compartir el
tiempo? Estos sentimientos es muy importante que no los olvidemos durante el
año, ya que nacen de nuestro corazón, que nos dice que necesitamos a los demás
para ser felices. No podemos vivir solos, aunque algunas veces escuchemos
relatos en los cuentos de que hay personajes que viven aislados, pero es más
fruto de la fantasía que de la realidad. Nosotros necesitamos a nuestra familia
y a los amigos para crecer. Por eso también el colegio se felicita por facilitar
y ser un lugar de encuentro.
Además hay un camino, una forma de
ser, muy importante para relacionarnos bien y que este año la hemos elegido como
valor: la humildad.
Ser humildes nos ayuda a ser
felices, porque aprendemos a querernos tal como somos. Nos aceptamos con
nuestras virtudes y defectos. No importa nada lo que piensan los
demás.
La humildad nos ayuda a ser
nosotros mismos. Ya no nos fijamos en el compañero, para ver cómo hace las cosas
y dejarnos llevar por la envidia. Con la humildad nos concentramos en lo que
tenemos en el corazón y tratamos de ser cada día mejores, con sinceridad.
Cuando vemos que hay algo que no
nos gusta de nosotros o de nuestra familia, no nos ponemos tristes, pues sabemos
que con humildad y esfuerzo, de a poco, todo lo podemos superar, siempre
podemos tener la ilusión de seguir creciendo.
Este es el otro valor del año, la
ilusión: como capacidad de superarnos constantemente. La ilusión nos ayuda a
creer en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. Todos podemos hacer cosas
importantes, pero el primer paso es que nos lo propongamos. Tenemos que huir
del desánimo, de la tristeza, porque siempre podemos seguir creciendo.
Nuestra ilusión se ve acrecentada
con las cosas nuevas que vemos en este primer día de clase:
Seguro que muchos estrenan alguno
de los útiles que tienen en la mochila. Ahora corresponde a cada uno emplearlos
bien. Cada uno es el conductor de su proceso de crecimiento, pero al igual que
en una carrera de autos, hay que estar atentos para no salirse del camino y
ganar tiempo. No competimos contra nadie, sólo tratamos de superarnos. La
ilusión se refuerza en la medida que miramos hacia delante.
A lo largo del año tendremos la
oportunidad de reforzar o establecer nuevas amistadas. Tenemos compañeros que
vienen por primera vez al colegio y que nos van a aportar ideas. Pero en todos
los casos tenemos que aprender a respetarnos los unos a los otros. Si ayudo al
compañero, significa que también me quiero a mi mismo y entonces los demás
también me van a aceptar.
Estrenamos una nueva ley
provincial de educación, con nuevos programas de estudio. Esto sólo servirá
cuando pongamos todo el empeño y el corazón para, descubrir la verdad,
aprendiendo para saber como hacer las cosas bien, entrenándome para poder
relacionarme mejor con los otros. Hoy nos vemos pequeños, pero somos los
hombres y mujeres del futuro. De cómo aprendamos este año dependerá como seré de
grande, en mi profesión de: médico, arquitecto, abogado, científico, poeta,
locutor o maestro.
Vamos a aprender para desarrollar
la inteligencia, la memoria, la capacidad de comprender lo que leemos, resolver
problemas para entrenarnos a superar las dificultades.
Tenemos que dedicar tiempo para
comunicarnos en inglés, ya que vivimos en un mundo globalizado (todo el mundo es
como una sola ciudad); sin desconocer a nuestro mundo interior o perder la
identidad cultural.
Para acompañarnos en este
crecimiento, hay dos grupos de personas a las que tenemos que estar muy atentos
y obedientes: nos estamos refiriendo a nuestros padres y a las señoritas que
vamos a tener durante el año.
Los padres esperan lo mejor de
cada uno de sus hijos, porque ellos a su vez nos aman con todas sus fuerzas y
están dispuestos a hacer cualquier cosa para que seamos personas de bien y
felices. Aún cuando nos pongan límites y nos obliguen a ser ordenados, sólo
buscan nuestro bien. A nosotros sólo nos queda ser dóciles y además agradecidos.
Gracias a cada familia por confiar
en el colegio por darnos la oportunidad de colaborar en este proceso de
crecimiento, que se convierte en un momento de alegría, pues participamos del
florecimiento de la vida de cada niño.
El Colegio a través de los
docentes, va a dar lo mejor. Hemos recibido una vocación para estar al servicio
de los niños y jóvenes.
Los docentes tenemos en nuestro
corazón a nuestros alumnos. La actividad que planificamos las pensamos con la
cabeza, pero sobre todo ponemos el corazón. Vosotros los niños con vuestro
empeño y alegría, también encendéis nuestra ilusión por un mundo mejor, en
cierto modo nos dais la esperanza y el impulso para seguir trabajando.
Nos proponemos estar cerca,
respetando la autonomía, para que todos trabajen por la superación.
El colegio se siente orgulloso y
agradecido de poder responder con este compromiso, sabiendo que trasmitimos el
carisma corazonista y buscamos una educación de calidad que esté imbuida de
valores y ejemplos de vida.
El colegio a su vez necesita la
participación de los padres en el proceso educativo. Sólo podemos educar cuando
trabajamos juntos en la misma dirección. Entendemos las dificultades de cada
familia, pero no podemos dejar de recomendar la buena comunicación para huir del
individualismo y poder jerarquizar las cosas que realmente son importantes en la
vida.
Hay alguien que va a hacer posible
la amistad entre todos. Él nos ama, y nos ayuda en nuestras relaciones, es
Jesús. Ese amigo que vive en cada corazón. Pensemos que cuando jugamos en el
patio, trabajamos en la clase, estamos en familia o nos vamos a descansar, Él
siempre está con nosotros. Es el amigo que nunca falla. A lo largo del año, lo
vamos a conocer más en las clases de catequesis, en la lectura del evangelio,
pero también cuando nos habla al corazón, invitándonos a querer al
compañero.
Feliz año para todos. Sagrado
Corazón de Jesús, en vos confío".
Hno. Eloy Javier Lázaro
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