Malvina Vernet
La foto corresponde a Malvina Vernet, la primera argentina nacida en las Islas Malvinas. Era hija del gobernador Luis Vernet (por tratarse de una comandancia, su cargo oficial era “comandante político y militar”) y Mariquita Saez.
Cuando Vernet recibió el nombramiento, el matrimonio viajó con sus tres hijos a la isla y allá nacía Malvina, el 5 de febrero de 1830, quien fue registrada como Matilde Vernet; aunque, por ser oriunda de las islas, siempre fue llamada Malvina. A partir de ella surgió el nombre.
La primera Malvina de la historia, registrada en forma oficial, fue una de sus hijas; y es tradición en la familia que al menos una integrante de cada generación lo lleve.
En 1833 los ingleses se apoderaron de las islas cuando los Vernet ya habían partido. La familia pasó una temporada en Río de Janeiro (Malvina baila en una fiesta de disfraces con Tomás Guido, el amigo de San Martín) y regresaron a Buenos Aires. Vivían en Florida entre Viamonte y Córdoba. Luego se mudaron a una casona en 25 de Mayo entre Corrientes y Cuyo (hoy Sarmiento), que tenía salida directa al Paseo de Julio (avenida Alem).
Además, Luis Vernet compra una quinta en San Isidro. El terreno estaba delimitado por Libertador y el Río (que llegaba al Tren de la Costa) y por Martín y Omar y Belgrano.
En Uruguay, Malvina conoció al capitán estadounidense Greenleaf Cilley. Se casaron y viajaron al país del norte, donde el marido actúa en la Guerra de Secesión.
Malvina Vernet fue la única argentina presente en la función en el teatro Ford, en Washington, cuando asesinaron a Abraham Lincoln, el 14 de abril de 1865.
Malvina Vernet fue la única argentina presente en la función en el teatro Ford, en Washington, cuando asesinaron a Abraham Lincoln, el 14 de abril de 1865.
Poco tiempo después, la familia Cilley Vernet se instaló en San Isidro. Malvina donó una franja de la quinta hasta el río para la construcción del Paseo del Tala, que lleva ese nombre por contener un tala que plantó Luis Vernet, el padre de Malvina.
Muchas historias transcurrieron en las Islas Malvinas. Cada una de ellas guarda un sentimiento muy profundo de soberanía. Dios quiera alguna vez, podamos valorarlas, quererlas y recuperarlas con sentido soberano y patriótico como lo gestaron nuestros antepasados.
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