La conciencia es sin duda, la vara que mide nuestra actitud frente a la vida. Si nuestra conciencia responde a los valores que Dios nos enseñó, podemos entonces estar en paz con nosotros mismos y con los demás. No siempre ese estado de tranquilidad nos da la satisfacción que merecemos, pero pasados los años, veremos en cada uno de nuestros hijos y nietos, plasmada la muestra de la ejemplaridad recibida. El siguiente soneto nos hace reflexionar sobre la "conciencia" y la "injusticia".
Conciencia
Conciencia nunca dormida
Mudo y pertinaz testigo
Que no dejas sin castigo
Ningún crimen en la vida.
La Ley calla, el mundo olvida,
Más ¿quién sacude tu yugo?
Al Sumo Hacedor le plugo
Que a solas con el pecado,
Fueras tú para el culpado
Juez, delator y verdugo.
Extraído de "La Noción de Pecado" de Alberto F. Cañas, pensador de Costa Rica
No hay comentarios:
Publicar un comentario