¿Quienes son maestros espirituales verdaderos?
por Claudio María Domínguez.
por Claudio María Domínguez.
Amigos del alma, lectores queridos, gracias de corazón por el apoyo hermoso y la compañía que nos brindan, gracias por las preguntas profundas de genuinos buscadores que nos hacen en las charlas y en la página web. Me han escuchado decir en estos días en varios programas de televisión, que "El maestro" está en uno, en el Ser, en el amor incondicional que es nuestra esencia y que yendo profundamente al corazón en estado de calma y quitando la atención del mundo exterior y llevándola en forma sutil, quieta, a nuestro corazón espiritual, podríamos percibir la sabiduría del universo en un instante, aquí y ahora.
Esa es la iluminación de la que hablan los grandes maestros, la divinidad como estado natural del Ser, la capacidad creadora que genera todo lo que tiene nombre y forma, ese Dios latente, que no nos atrevemos a aceptar en nosotros mismos y por eso seguimos buscando afuera en forma desesperada.
El Maestro está en Uno; pero como no podemos verlo, a veces seguimos buscando maestros fuera nuestro. Es muy significativo para mí, escribir esto, cuando me pasé dos décadas de mi vida buscando Maestros vivos en todos los rincones del mundo, y luego del deslumbramiento inicial, se producía la rutina o la inercia, en lo que debería haber sido un crecimiento espiritual intenso. Recuerdo estar en la India, esperando a Sai Baba, para una ansiada entrevista, y cuando apareció en medio de la multitud, le grité a todo pulmón: “Swami! Swami! (Maestro)”.
El hombre ignoró mi exclamación y siguió moviéndose con gracia entre la multitud que se inclinaba a su paso. “Swami!”, reforcé el llamado, añadiendo:”Please interview for Argentina television”. La gente me miraba con desdén por la aparente falta de respeto de mi tono, y una tercera vez, entre desafiante y quejoso, exclamé:”Swami! Swami!”
Esto pareció surtir efecto porque Sai Baba, giró su cabeza, y me miró fijamente, desde la distancia que nos separaba, y con una expresión seria, grave, se encaminó hacia mi. Yo no supe si era para retarme o para darme la entrevista, pero no pintaba muy amistosa la situación. Se detuvo frente a mi, en seco, los ojitos centelleantes y me dijo muy rotundamente: “I am not Swami” (Yo no soy Swami) Yo muy sorprendido, intuyendo algún juego detrás de la frase, mantuve lo mío y le respondí: “Yes, You are Swami, I’m coming from Argentina, please give me an interview” (Si, Ud, es el Maestro, vengo de la Argentina, deme un entrevista).
Y Sai Baba, a su vez, me rebatió: “I am not Swami. You are Swami” (Yo no soy el maestro. Vos sos el maestro) A lo que yo con cierta ironía le contesté:-”No, I am Claudio, from Argentina”
Y Sai arremetió una vez más con la seguridad de los tiempos y me tocó con firmeza el corazón, diciendo: “Only Swami here, in your heart” (El único Swami está en tu corazón). Don’t look for Swami outside anymore” (No busques más el Maestro afuera).
Inmediatamente, me acordé de Jesús diciendo que el reino de los cielos está en Nosotros, que somos Uno con el Padre y hechos a imagen y semejanza; que somos dioses y no queremos reconocerlo. Me acordé de Buda, llevando a la gente a la visión de la sabiduría interna, sin confundirla con el adormecimiento mundano, y a tantos seres de luz concientes, recordando que todo lo que buscamos en el Mundo, es lo que ya somos. Sai Baba ya se había alejado.
El Maestro está en Uno, no entreguemos más la antorcha olímpica, mantengámosla flameando en nuestro corazón. Desde aquella explicación de Sai en la India, tardé muchos años más en, finalmente, cesar con la búsqueda devocional y estéril de maestros externos. Ilusión, ego, necesidad, carencia, sufrimiento, y las nubes que se abren ante el sol que siempre somos y no podemos dejar de ser.
Gracias por existir
Esa es la iluminación de la que hablan los grandes maestros, la divinidad como estado natural del Ser, la capacidad creadora que genera todo lo que tiene nombre y forma, ese Dios latente, que no nos atrevemos a aceptar en nosotros mismos y por eso seguimos buscando afuera en forma desesperada.
El Maestro está en Uno; pero como no podemos verlo, a veces seguimos buscando maestros fuera nuestro. Es muy significativo para mí, escribir esto, cuando me pasé dos décadas de mi vida buscando Maestros vivos en todos los rincones del mundo, y luego del deslumbramiento inicial, se producía la rutina o la inercia, en lo que debería haber sido un crecimiento espiritual intenso. Recuerdo estar en la India, esperando a Sai Baba, para una ansiada entrevista, y cuando apareció en medio de la multitud, le grité a todo pulmón: “Swami! Swami! (Maestro)”.
El hombre ignoró mi exclamación y siguió moviéndose con gracia entre la multitud que se inclinaba a su paso. “Swami!”, reforcé el llamado, añadiendo:”Please interview for Argentina television”. La gente me miraba con desdén por la aparente falta de respeto de mi tono, y una tercera vez, entre desafiante y quejoso, exclamé:”Swami! Swami!”
Esto pareció surtir efecto porque Sai Baba, giró su cabeza, y me miró fijamente, desde la distancia que nos separaba, y con una expresión seria, grave, se encaminó hacia mi. Yo no supe si era para retarme o para darme la entrevista, pero no pintaba muy amistosa la situación. Se detuvo frente a mi, en seco, los ojitos centelleantes y me dijo muy rotundamente: “I am not Swami” (Yo no soy Swami) Yo muy sorprendido, intuyendo algún juego detrás de la frase, mantuve lo mío y le respondí: “Yes, You are Swami, I’m coming from Argentina, please give me an interview” (Si, Ud, es el Maestro, vengo de la Argentina, deme un entrevista).
Y Sai Baba, a su vez, me rebatió: “I am not Swami. You are Swami” (Yo no soy el maestro. Vos sos el maestro) A lo que yo con cierta ironía le contesté:-”No, I am Claudio, from Argentina”
Y Sai arremetió una vez más con la seguridad de los tiempos y me tocó con firmeza el corazón, diciendo: “Only Swami here, in your heart” (El único Swami está en tu corazón). Don’t look for Swami outside anymore” (No busques más el Maestro afuera).
Inmediatamente, me acordé de Jesús diciendo que el reino de los cielos está en Nosotros, que somos Uno con el Padre y hechos a imagen y semejanza; que somos dioses y no queremos reconocerlo. Me acordé de Buda, llevando a la gente a la visión de la sabiduría interna, sin confundirla con el adormecimiento mundano, y a tantos seres de luz concientes, recordando que todo lo que buscamos en el Mundo, es lo que ya somos. Sai Baba ya se había alejado.
El Maestro está en Uno, no entreguemos más la antorcha olímpica, mantengámosla flameando en nuestro corazón. Desde aquella explicación de Sai en la India, tardé muchos años más en, finalmente, cesar con la búsqueda devocional y estéril de maestros externos. Ilusión, ego, necesidad, carencia, sufrimiento, y las nubes que se abren ante el sol que siempre somos y no podemos dejar de ser.
Gracias por existir
Conocé las trampas de la mente
por Claudio María Domínguez.
por Claudio María Domínguez.
Amigos queridos del alma, gracias por existir y por el amor y la luz que comparten aca todo el tiempo. Hay una frase de Krishnamurthi, dura, lapidaria para el ego, que muestra la trampa de la mente baja, en contraste con nuestra esencia. Dice así:
“Para la mayoría de nosotros, lo difícil es desligarse de los viejos hábitos de pensamiento: “Yo soy algo”, “este es el camino”, “pertenezco a X”, “creo en tal”. Tan pronto adopta usted esta postura, se ha separado de sí mismo y por lo tanto, es incapaz de mirar el proceso total. Y mientras exista fragmentación, tanto externa como interna, tiene que haber confusión”
El genial Krishnamurthi, siempre brutal en sus reflexiones, sin concesiones indulgentes, nos hace ver que siempre podemos volver a elegir qué pensamientos y creencias adoptar, aquellas que resuenan más con la verdad de quienes somos.
Tengamos el coraje de zambullirnos en lo profundo de nuestro ser, ahí está la verdad de quienes somos.
No hay nada separado de nada, todos estamos conectados por el amor que todo lo une. Si deseo el bien a los demás, me estoy deseando el bien a mi mismo.
El pensamiento es creador, por eso darnos cuenta qué pensamientos, adoptamos como herencia de viejas generaciones y cuáles son los que resuenan con quienes somos, es lo que crea nuestra realidad día a día.
Todo es Uno, el hombre sabio, lo capta con claridad, el hombre dividido, en su ignorancia, defiende la división de su mente, perdiéndose a si mismo, muriendo cada día, por la tensión que le genera cuidar su pequeño kiosco, en detrimento de los demás, que se convierten en una amenaza para su mente limitada.
Cierro estos comentarios con una frase rotunda, cachetazo del alma del gran Yogananda
“Las divisiones son líneas imaginarias trazadas por las mentes pequeñas.”
La verdad es que no existe límite alguno, solo en la mente que se cree separada y aislada del resto
Respiremos y amemos que lo demás ¡es puro cuento!
“Para la mayoría de nosotros, lo difícil es desligarse de los viejos hábitos de pensamiento: “Yo soy algo”, “este es el camino”, “pertenezco a X”, “creo en tal”. Tan pronto adopta usted esta postura, se ha separado de sí mismo y por lo tanto, es incapaz de mirar el proceso total. Y mientras exista fragmentación, tanto externa como interna, tiene que haber confusión”
El genial Krishnamurthi, siempre brutal en sus reflexiones, sin concesiones indulgentes, nos hace ver que siempre podemos volver a elegir qué pensamientos y creencias adoptar, aquellas que resuenan más con la verdad de quienes somos.
Tengamos el coraje de zambullirnos en lo profundo de nuestro ser, ahí está la verdad de quienes somos.
No hay nada separado de nada, todos estamos conectados por el amor que todo lo une. Si deseo el bien a los demás, me estoy deseando el bien a mi mismo.
El pensamiento es creador, por eso darnos cuenta qué pensamientos, adoptamos como herencia de viejas generaciones y cuáles son los que resuenan con quienes somos, es lo que crea nuestra realidad día a día.
Todo es Uno, el hombre sabio, lo capta con claridad, el hombre dividido, en su ignorancia, defiende la división de su mente, perdiéndose a si mismo, muriendo cada día, por la tensión que le genera cuidar su pequeño kiosco, en detrimento de los demás, que se convierten en una amenaza para su mente limitada.
Cierro estos comentarios con una frase rotunda, cachetazo del alma del gran Yogananda
“Las divisiones son líneas imaginarias trazadas por las mentes pequeñas.”
La verdad es que no existe límite alguno, solo en la mente que se cree separada y aislada del resto
Respiremos y amemos que lo demás ¡es puro cuento!
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