¿Qué es la bursitis trocantérea?
La bursitis trocanteriana, también llamada bursistis trocantérea o troncateritis, es la es la inflamación de las bolsas serosas que cubren el troncánter mayor, la parte más externa de la cadera en la extremidad proxima al del fémur.
El trocánter es un punto de unión para los músculos que mueven la articulación de la cadera. Cuando la bolsa que lo cubre se irrita, el cuadro ocurre.
Por lo general, la bursitis trocantérea suele ser causada por microtraumatismos de repetición, es decir, la fricción constante del músculo tensor de la fascia lata (que en la cadera cumple la función de flexor y abuctor), al pasar por encima de la bolsa troncatera durante los movimientos.
También puede ser generado en menor medida por traumatismos en la zona o procesos inflamatorios como la artritis reumatoidea.
Este cuadro puede afectar a ambos sexos y a todas las edades pero es más frecuente en mujeres que en varones, en especial si son obesas o tienen entre 40 y 60 años. A su vez, en el ámbito deportivo, la bursistis trocantérea afecta especialmente a los arqueros.
En relación a sus síntomas, el cuadro se caracteriza por un dolor sordo en la cadera, de curso subagudo o crónico que aumenta en aquellas situaciones en que se tensa la bolsa, es decir, cuando la cadera se abduce o rota al sentarse, subir escaleras o extender el muslo.
Según se especifica en un estudio liderado por la doctora Ana González Duque, del Hospital de la Princesa en Madrid, España, el diagnóstico de esta patología es esencialmente clínico. Los últimos criterios médicos datan de 1985 y proponen que para que se dé un diagnóstico de bursitis troncatérea el paciente debe presentar los dos primeros puntos y al menos uno de los tres siguientes:
• Dolor en la cara externa de la cadera.
• Aumento del dolor a la presión del trocánter mayor.
• Dolor en la rotación extrema, abducción, aducción y rotación externa y extención de la pierna.
• Dolor en la abduccción extrema
•Pseudo-radiculopatía, es decir, el dolor irradiado por la cara lateral del miembro inferior.
Si bien existen pruebas complementarias para el diagnóstico, como la radiografía simple, la ecografía, o la gammagrafía, éstas no son de mucha utilidad para el manejo del cuadro.
Para el abordaje del cuadro se propone el tratamiento físico kinésico, así como también las infiltraciones en el área local con analgésicos, glucocorticoides o ambos.
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