BIENVENIDOS A MI BLOG !!!

"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


viernes, 2 de diciembre de 2016

El Papa y el aborto

Más papistas que el Papa
Carlos Peña
El Mercurio - Sgo. de Chile - 28-Nov-2016
"La generosidad del Papa Francisco -liberar de la experiencia tortuosa de hallarse en pecado a quienes procuran el aborto- conducirá, en el caso de Chile, a situaciones harto sorprendentes..."
El Papa Francisco -que no es teólogo, pero es Papa- ha autorizado a todos los sacerdotes a absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto.
¿Significa eso que el aborto dejó de ser ilícito para la Iglesia?
Por supuesto que no. Sigue siendo un pecado grave -el Papa subraya su carácter pecaminoso con gran énfasis-, solo que de aquí en adelante podrá remitirse, o condonarse, la sanción a quienes muestren arrepentimiento.
Ellos podrán ser liberados del pecado y se les abrirán las puertas del Reino de los Cielos .
La generosidad del Papa Francisco -liberar de la experiencia tortuosa de hallarse en pecado a quienes procuran el aborto- conducirá, en el caso de Chile, a situaciones harto sorprendentes:
- habrá, en efecto, personas a quienes
- el Estado castigará por el aborto;
- pero a quienes, al mismo tiempo,
- la Iglesia liberará de toda pena.
La misma persona será sancionada por el juez y liberada por el cura.
Una mujer violada que aborta el fruto de la violación será liberada de haber quebrantado las leyes de Dios, pero seguirá castigada por haber desobedecido al Estado.
La situación anterior -que la Iglesia remita el castigo por el aborto, mientras el Estado no- aparentemente no configura inconsistencia alguna.
Después de todo, es perfectamente posible que la Iglesia considere que no es condenable algo que el Estado, sin embargo, considera digno de castigo.
Sí. No parece haber inconsistencia.
Salvo por un detalle.
Ocurre que
- la institución que más ha abogado por que el Estado no permita ninguna forma de aborto;
- la que ha sostenido que liberar de pena estatal al aborto sería un error moral de graves proporciones;
- la que más se ha agitado esgrimiendo razones para oponerse a despenalizar el aborto;
- la misma que una y otra vez ha afirmado que el aborto debe ser un ilícito penal sancionado con la privación de la libertad;
- la institución que ha amenazado con el apocalipsis si el aborto se despenaliza
- ¡ha sido la misma Iglesia Católica que ahora
- se muestra dispuesta a liberar de toda sanción a
quien aborta!
La inconsistencia es patente:
¿por qué oponerse a que el Estado permita el aborto en situaciones trágicas (violación, peligro de vida de la madre, inviabilidad fetal) y, al mismo tiempo, facultar a los sacerdotes para omitir toda pena para cualquier aborto? ¿Por qué la Iglesia, que se permite a sí misma la misericordia respecto de todo tipo de aborto (el Papa no distingue y donde el Papa no distingue no es lícito a los fieles distinguir), niega al Estado la posibilidad de despenalizarlo en casos excepcionales?
¿Por qué si un pecado grave puede quedar sin castigo, el Estado (para el cual no es un pecado) no puede dejarlo sin pena?
E incluso si el Estado lo admitiera como pecado o como un acto inmoral, ¿por qué no podría dejarlo sin sanción así como la Iglesia lo deja sin castigo?
Se dirá que la Iglesia exige la previa contrición, pero es obvio que eso no aplica al derecho estatal.
El Estado no puede exigir de los ciudadanos un estado de arrepentimiento interior que, con los medios del derecho, es inverificable.
Siendo así, al Estado no cabe más que atender a las circunstancias objetivas para despenalizar ciertos tipos de aborto (siguiendo el ejemplo de la Iglesia, que se muestra dispuesta, en principio, a perdonar cualquier aborto, motivo por el cual despenalizarlo no sería en sí mismo malo).
Así las cosas, el debate ya no consiste en si es bueno o malo despojar de toda pena al aborto, sino en cuáles son las circunstancias que han de verificarse para que ello ocurra. Y como esas circunstancias no pueden ser una forma de contrición -porque el Estado no puede acceder a la conciencia-, entonces no cabe sino concluir que son externas, verificables y del tipo que despertaría conmiseración en cualquier persona (incluidos los curas). ¿Y acaso no son externas, verificables y no despertarían conmiseración la mujer violada que aborta, aquella que por salvar su vida sacrifica la del feto, quien no es capaz de sobrellevar nueve meses un feto que sabe inviable?
No cabe duda.
Salvo que nuestros legisladores sean más papistas que el Papa, Francisco ha provisto buenas razones para despenalizar el aborto en Chile.

No hay comentarios:

Publicar un comentario