Sr. Subjefe del Estado Mayor de la Armada
Sr. Comandante de la Fragata Libertad
Señores ex Comandantes y Segundos Comandantes,
Señores integrantes de las Promociones 93, 94 y contadores que tuvieron un pie en cada
Brigada.
Invitados especiales, Señoras, Señores
Dotación del buque.
Los integrantes de la Promoción 94 asistimos con satisfacción a esta celebración que
recuerda nuestro viaje de instrucción el que, seguramente, no difiere demasiado en
emociones de lo que han sentido otras promociones a lo largo de más de un siglo. Este
simple hecho evoca uno de los momentos más importantes de la vida del oficial naval:
en ella se entremezclan sensaciones, afectos, nuevos conocimientos, real
amarineramiento, ampliación importante de la formación profesional y por supuesto de
las vivencias personales.
Lo hacemos acompañados de la Promoción 93y los contadores que nos acompañaron
con quienes tenemos lazos personales de amistad y con los que hemos compartido
muchos momentos de camaradería en el viaje y en nuestra vida profesional. También
están nuestras compañeras a las que aún hoy les requerimos sacrificios, varias de ellas
esperaron en la Argentina el ansiado regreso de su novio y están algunas, a quienes
queremos como un miembro más de la Promoción, cuyos maridos ya subieron para
siempre el último pecho de palomas. Están faltando en esta formación cuatro parejas, a
quienes extrañamos con un nudo en la garganta dos compañeros están en el parte de
enfermería y dos detenidos por su defensa de la Patria en la lucha de la década del 70.
Festejamos también los cincuenta años de egreso de la Escuela Naval lo que, de por sí,
es un hito de relevancia.
Pero el motivo más profundo es algo que trasciende al viaje en sí: es el record en el
cruce del Atlántico Norte totalmente a vela en 1966 y el logro por primera vez de la
Boston Teapot en esa misma oportunidad.
Si cada uno de los tripulantes conserva un recuerdo común es el del cruce: la zarpada a
vela de Halifax, los veintiún cañonazos a la altura de la Citadel, las dos importantes
tormentas que soportó el buque y la velocidad desarrollada; la profesionalidad de los
suboficiales, cabos, marineros y conscriptos que en máquinas , en los servicios, en
cubierta y en los palos hicieron posible la gesta, los ejemplos de valentía demostrados
por cabos y marineros al presentarse como voluntarios para una tarea peligrosa tal como
era reparar la vela trinquete en pleno temporal.
Entre los varios relatos del viaje destaco dos registrados que pueden dar una idea en
debida forma que refleja la magnitud del estado del mar, que durante bastante tiempo
produjo rolidos de hasta 25° y molestos cabeceos:
He aquí una opinión: “… la primera tormenta, la más violenta de las dos soportadas,
impulsó a la embarcación hacia velocidades de más de 17,2 nudos.” “No se podía
distinguir el cielo del mar. Fuimos zarandeados en los valles marinos más profundos y
creíamos que jamás veríamos el horizonte”. (Visión casi dantesca)
Una versión distinta es la aportada por el entonces Comandante Capitán Franke: “El
espectáculo que ofrecía ese mar embravecido con imponentes olas que avanzaban sobre
nuestra popa, pareciendo cada una de ellas que se desplomaría sobre nuestra fragata, era
realmente extraordinario. Las relevantes condiciones marineras de este casco fueron una
y otra vez puestas a prueba, y era magnífico y sobre todo tranquilizador, ver como la
popa se elevaba al ser alcanzada por esas moles líquidas, para deslizarse luego la fragata
en la pendiente como haciendo surf, y al final levantar airosamente su atrevida proa sin
embarcar una gota de agua.”. (Algún profesional naval diría que se cumplía aquello de
una proa alterosa y una popa rabiante)
Al fin del cruce el comandante bajó a la camareta de guardiamarinas y nos confirmó el
record levantando una copa y brindando por la Fragata. Al mismo tiempo un cañonazo
anunció el pasaje al sur de Dursey Island. Todos dimos hurras a la Patria y a nuestro
buque.
Los sucesivos éxitos de la Libertad y los que vendrán son producto de la búsqueda de la
excelencia a través de la constitución de un equipo sólido, son la consecuencia de que el
diseño hecho por navegantes y profesionales argentinos fue muy bueno, que la
construcción en los Astilleros de Río Santiago, dirigida por eminentes marinos fue bien
hecha, que la selección del personal a embarcar fue realizada entre hombres de
excelencia listos para formar equipo, virtud que alienta e incentiva la Armada en todas
sus escuelas de formación.
Rendimos homenaje a los hombres de mar que hicieron posible la gesta del 66.
Sentimos en nuestro íntimo ser que el record puede ser emulado mientras hayan
hombres que sepan formar equipo y que tenga un poco de suerte y mucho viento.
Al Señor Comandante de la Fragata ARA “Libertad” y por su intermedio a todas las
autoridades navales que intervinieron en la invitación, se la agradecemos, nos han hecho
revivir tiempos muy felices y me invitan a repetir ya a voz en cuello como lo ha hecho
un querido marino y poeta: Almte Enrique Germán Martínez
“Blancas velas en el viento
Simbolizan “Libertad”
Y su nombre ya es emblema
De la Patria en el Mar”
Este canto, se oye entre el silbido del viento y las jarcias, este canto es “La Marcha de
la Libertad.
Deseamos a todos los miembros de la Fragata éxito en sus tareas futuras.
Capitán de Navío (RE) Héctor Valsecchi
Deseamos a todos los miembros de la Fragata éxito en sus tareas futuras.
Capitán de Navío (RE) Héctor Valsecchi
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