San Isidro y el sueño del capitán Domingo de Acassuso
Esta historia comienza a fines del siglo XVII cuando, un joven llamado Domingo de Acassuso llega a Buenos Aires en calidad de simple soldado, enviado por la Corona española para reforzar la defensa de sus dominios en el Río de la Plata.
Ascendido al grado de capitán, tenía como destino el patrullaje de estos parajes, por entonces denominados Pago de la Costa, cuyas tierras estaban dedicadas principalmente al cultivo del trigo.
Cuenta la leyenda que Acassuso, en una de sus recorridas, desmontó de su caballo para descansar bajo un espinillo, ubicado en el lugar donde actualmente se levanta nuestra Catedral. Muy pronto quedó dormido en profundo sueño, durante el que se le apareció San Isidro Labrador requiriéndole que, cuando dispusiera de fortuna, levantase en ese mismo lugar una capilla para que los pobladores de estos pagos pudieran asistir a Misa. Una vez despierto interpretó que en aquel sueño había un mandato del Santo Patrono de su familia, por lo que asumió el compromiso de hacerlo realidad cuando su fortuna se lo permitiera.
Años después, convertido en un próspero comerciante, el capitán Acassuso estuvo en condiciones de concretar aquel sueño, por lo que el 14 de octubre de 1706 fundó una Capellanía y Capilla, bajo la advocación de San Isidro Labrador.
Aquella antigua capilla fue testigo del nacimiento del pueblo de San Isidro y el centro de su vida espiritual y social. A fines del siglo XIX fue demolida para levantar en su lugar un nuevo templo, que perpetuaría la devoción al Santo Labriego hasta nuestros días.
Esta historia comienza a fines del siglo XVII cuando, un joven llamado Domingo de Acassuso llega a Buenos Aires en calidad de simple soldado, enviado por la Corona española para reforzar la defensa de sus dominios en el Río de la Plata.
Ascendido al grado de capitán, tenía como destino el patrullaje de estos parajes, por entonces denominados Pago de la Costa, cuyas tierras estaban dedicadas principalmente al cultivo del trigo.
Cuenta la leyenda que Acassuso, en una de sus recorridas, desmontó de su caballo para descansar bajo un espinillo, ubicado en el lugar donde actualmente se levanta nuestra Catedral. Muy pronto quedó dormido en profundo sueño, durante el que se le apareció San Isidro Labrador requiriéndole que, cuando dispusiera de fortuna, levantase en ese mismo lugar una capilla para que los pobladores de estos pagos pudieran asistir a Misa. Una vez despierto interpretó que en aquel sueño había un mandato del Santo Patrono de su familia, por lo que asumió el compromiso de hacerlo realidad cuando su fortuna se lo permitiera.
Años después, convertido en un próspero comerciante, el capitán Acassuso estuvo en condiciones de concretar aquel sueño, por lo que el 14 de octubre de 1706 fundó una Capellanía y Capilla, bajo la advocación de San Isidro Labrador.
Aquella antigua capilla fue testigo del nacimiento del pueblo de San Isidro y el centro de su vida espiritual y social. A fines del siglo XIX fue demolida para levantar en su lugar un nuevo templo, que perpetuaría la devoción al Santo Labriego hasta nuestros días.
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