Deben haber medido la audiencia y olfatean que la opinión pública está cambiando.
Por fin podemos ver a Gil Lavedra balbuceando que lo de los 70 no fue una guerra, junto a Fredy Storani diciendo que sí lo fue y que la coordinadora supo generar otra oferta para la juventud.
Por fin vemos que la incoherencia nos es muy propia. Correligionarios, protagonistas directos de la misma gestión dramática, todavía no se han puesto de acuerdo en el nudo del problema. Según convenga, fue una guerra o no fue una guerra. Mientras tanto, en el medio hay personas, víctimas, a las que se barre debajo de la alfombra una y otra vez.
Gil Lavedra ha sido erigido por el periodismo en “Totem de la justicia” a la que no se puede cuestionar. ¿Perdón?
¿La justicia no se puede cuestionar? Cuando la frase “Creo en la justicia”, se convierte en lo mas hipócrita que se puede decir, es que debemos preguntarnos qué pasa. ¿Qué ha pasado con nuestra justicia?
¿Esto es justicia? En un estudio de televisión, dos altos funcionarios contemporáneos de un mismo partido, que participaron de un gobierno clave, dicen todo lo contrario y nosotros, los ciudadanos… ¿no podemos cuestionar?
¡Yo creo que tenemos la obligación!! Por el bien de la reconciliación y el perdón, que vendrá sólo como consecuencia de la luz sobre la verdad.
Por último, lo que debería ser primero y fundamental. Deberíamos preguntarnos que pasó con el periodismo. ¿Por qué tanto silencio? Antes y ahora. Repito… antes y ahora. Pensamiento único, deshonestidad intelectual, hipocresía y cinismo con muy pocas y honrosas excepciones.
Históricamente el periodismo, en su mayoría, adhirió a las 4falacias en las que incurrió Gil Lavedra en Intratables:
1- “NO HUBO GUERRA”.
En la sentencia del tribunal que juzgó a las juntas en 1985, siendo él integrante del mismo, sostuvo exactamente lo contrario.
2- “SE TENDRÍA QUE HABER JUZGADO A LOS TERRORISTAS Y NO PROCEDER COMO SE PROCEDIÓ”
Es de público conocimiento que los terroristas fueron juzgados. Se los condenó y, ni bien el gobierno de Cámpora llegó al poder, abrió las cárceles y soltó a todos para que hicieran una cacería de los jueces que se habían atrevido a condenar. El Juez Quiroga fue asesinado y el resto debió exiliarse. Pero de eso no se habla; parece que los únicos exiliados fueron los pobres jóvenes idealistas!!
A la fecha del golpe del 76 no había juez que se animara a procesar y menos a condenar a un solo terrorista.
El partido del Dr Gil Lavedra no quería saber nada con hacerse cargo del desmadre. Al contrario, golpeó reiteradamente la puerta de los cuarteles pidiendo el golpe para terminar con la sangría y, una vez ocurrido, volvió a golpear pidiendo puestos para participar del gobierno (con la represión incluida). Hay que hacerse cargo de TODO.
Radicalismo y Peronismo aportaron un sin número de Intendentes que cubrieron todos los cargos… ¿ o te crees que eran todos militares?
Hasta el Socialismo puso a su máximo líder, Américo Gioldi, como embajador en Portugal.
Zaffaroni fue nombrado juez, pero para Gil Lavedra, en Intratables, los militares son los únicos culpables.
3- “EL TERRORISMO NO ES DELITO DE LESA HUMANIDAD”
El estatuto de Roma dice exactamente lo contrario.
Los atentados más numerosos y escalofriantes se cometieron en democracia con apoyo estatal.
Montoneros como Bidegain y Obregón Cano, entre otros, fueron gobernadores del gobierno peronista y decenas de intendentes también eran montoneros sin mencionar funcionarios y jueces.
4- “LAS VÍCTIMAS DEL TERRORISMO SE ABROQUELAN EN DEFENSA DE LOS MILITARES”
En esto, Gil Lavedra fue ampliamente acompañado por la claque periodística que mortificó a los familiares de las víctimas del terrorismo como antes lo hicieran con Gómez Centurión, con preguntas como ¿Qué sentís cuando pasas por la ESMA ? ¿Qué sentís cuando pensas en Galtieri? ¿Condenas el genocidio perpetrado por los militares?
Nunca escuché a un periodista o al propio Gil Lavedra hacer la misma pregunta o cuestionar a los familiares de la represión militar como lo hacen con las víctimas del terrorismo.
Jamás se habló de la pública defensa y reivindicación que los familiares de terroristas confesos desaparecidos hacen, no solo de sus hijos, nietos, padres, madres o hermanos, sino de sus actos, su ideología y sus propósitos.
Jamás se los cuestionó y nunca se les pidió unas disculpas y un acto de arrepentimiento por la violencia que emplearon contra el país de todos los argentinos, en su afán por hacerse del poder.
¿Cómo es que hoy, todavía, no se puede cuestionar el pensamiento único?
¿Por qué me contestan que la justicia ya se expidió?
¿Cuál justicia?
¿La de Gil Lavedra hoy o la del Gil Lavedra modelo 1985 que habló por su sentencia?
Sentencia del tribunal integrado por ÉL sobre el juicio a las Juntas Militares en 1985.
“…. el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria (….) no hay entonces delincuentes políticos, sino enemigos de guerra y que debemos admitir que en nuestro país sí hubo una guerra interna iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado”
Mientras los argentinos pasamos 33 democráticos años mirando para otro lado hay gente que clama por ser visibilizada.
Ellos también son argentinos. Víctimas que merecen justicia.
Que se haga la luz para que podamos tener paz.
Juan Martín Perkins.
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