En estos casos , los padres deberían:
- evitar realizar comparaciones entre sus hijos.
- evitar tomar partido hacia alguno de los dos.
- si hay una amonestación debe ser la misma para ambos.
- por ningún motivo hay que defender siempre al más débil.
- no es conveniente que los padres traten de saber quien es el culpable.
-cuando los chicos se enojan,la ira impide que procesen la información de manera correcta,es importante esperar que se calmen.
-los padres deben tener en cuenta que cada niño tiene un carácter diferente y deben actuar de la forma más adecuada con cada uno.
- poner reglas y límites, antes de que las impongan los niños.
- tener paciencia y hablarles con calma para solucionar el conflicto.
- elogiar las actitudes positivas.
- enseñarles la importancia de la hermandad. -inculcarles el valor de compartir.
- promover actividades, evitando la inactividad y el aburrimiento que provocan las peleas.
Aunque en la infancia las disputas son contínuas, ello no significa que no se quieran. Cuando llegan a la edad adulta, la mayoría de las relaciones entre hermanos son íntimas y estrechas, pasan más tiempo juntos, se ponen en contacto cuando tienen problemas y se piden consejos.
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