Dada la necesidad de especialización en determinadas tareas y la contínua y vertiginosa evolución de la industria y los servicios, se ha reformulado el concepto de educación para el trabajo.
Hoy no alcanza con ingresar a un trabajo con una formación en determinado oficio o profesión, porque en muy poco tiempo queda desactualizado. Esto plantea varios desafíos tanto para la persona como para la organización.
Pero más allá de la especialización en lo concerniente al trabajo, la organización moderna es un actor social que contribuye al bienestar de su comunidad. Para lograrlo, debe pregonar y procurar por todos los medios a su alcance, brindar una formación integral a sus equipos.
Cuando hablamos de "formación integral", es importante tener en cuenta el desarrollo personal a través del conocimiento adquirido.
Tener en cuenta el conocimiento adquirido, implica también, tener en cuenta la cultura general que ha logrado, para poder interactuar en la sociedad que frecuenta.
La clave es que las organizaciones y las personas, desarrollen el conocimiento y criterio necesarios, para comprender los conceptos y poder aplicarlos, reflexionando sobre éstos y creando nuevos modos de hacer y pensar. Pero de nada sirve el conocimiento si no respetamos los valores.
Hoy en nuestra sociedad, existen ciertas falencias para abordar temas de interés nacional, que hacen a la vida de todos los ciudadanos. Un ejemplo reciente, es lo que ocurrió con la Fragata ARA "Libertad" en territorio africano. Un hecho lamentable y vergonzoso que no fue abordado con la seriedad y responsabilidad que se merece, a causa de un evidente desconocimiento y una marcada ausencia de valores nacionales. Jóvenes que se están formando para defender la soberanía de su patria, y que a cambio reciben, una imperdonable respuesta de parte de las autoridades del gobierno.
Estas actitudes, no son para nada ejemplificadoras, ni reunen condiciones saludables para el desarrollo personal de los ciudadanos. Sin darnos cuenta, estamos inmersos en una sociedad sin reglas claras, donde no tenemos garantías, ni justicia y donde nos van quitando la libertad de pensamiento, de expresión y de acción.
Es por eso que la reflexión que hoy nos cabe, es en torno al desarrollo personal de los jóvenes, que aspiran a una sociedad justa, respetuosa de los valores, que les proporcione conocimientos y condiciones de trabajo dignas, con salarios acordes a su preparación y exigencia.
No queremos un país mediocre, con gobernantes mediocres, con actitudes mediocres...Queremos un país saludable, serio, con valores y sin mentiras. Queremos el país con el que soñamos !!!