Días pasados, un gran número de argentinos salió a reclamar varias cosas, entre ellas la "libertad", la "justicia", la "seguridad", la "verdad", el no a la "re-reelección" y a la reforma de la Constitución, el no a la "corrupción", etc etc. Pero todo parece igual, como si nada hubiera pasado. Las autoridades no quieren reconocer estos reclamos y consideran que son simples sensaciones que algunos medios nos hacen creer.
Esto conlleva a una desilusión de algunos que, con una actitud valerosa y prudente, pusieron de manifiesto una verdad que a diario viven, con el único deseo de participar de esta "democracia" de la que tanto se habla, pero a la que no tenemos acceso. Otros, esperan aún una respuesta concreta a sus reclamos, como corresponde a las autoridades que asumieron por propia voluntad cuando fueron votados, para representar al pueblo.
El grave problema que hoy nos envuelve, tiene que ver con la falta de "valores". Hemos perdido el rumbo como país. Este diagnóstico es muy grave. No se resuelve fácilmente. Hay una gran dosis de "egoismo" e "hipocresía" en todos los niveles de la sociedad, incluyendo al gobierno que no reconoce sus errores y nos miente. Los pasos apresurados que se van dando, transforman a nuestra sociedad en una selva sin garantías, sin "valores", sin justicia , sin posibilidades de opinar...
La "palabra empeñada" ha perdido su valor. Todo da igual y así se hace difícil la discusión y la solución de los problemas.
No hay nada peor para la credibilidad de un ser humano el no cumplir con la palabra empeñada. Las complicaciones comienzan cuando no se cumple lo pactado. “ El mejor documento es la palabra”; si has comprometido tú palabra, no hay necesidad de firmar nada, porque está en juego tú honor y el honor va de la mano con la ética. Si eres un trabajador independiente y pactas un trabajo, debes cumplir en tiempo y forma, si eres empleado de una empresa, debes respetar las normas establecidas, si en el terreno del amor dices “te quiero”, no debes dar lugar a la infedilidad. En todos los actos de nuestras vidas debemos ser éticos, que es lo recto, o sea hacer lo que corresponde y está plasmado en un conjunto de normas morales que rigen la conducta humana. No des tú palabra si no estás seguro de poder cumplirla. Lo que no debes hacer es crear falsas expectativas, porque a nadie le gusta que lo tomen por tonto y en respuesta a ese incumplimiento de la palabra empeñada reaccionarán contra ti de variadas maneras, pero ni una de esas variantes serán buenas para ti. Pasarás a ser persona no deseada , pasarás a ser un paria dentro del mundo de los parias, sólo serás un mentiroso y no te volverán a creer, por mas que les ruegues. Si has perdido tu credibilidad, ha sido solo por “méritos propios". Recuerda que antes de dar la palabra debes pensarlo muy bien, no mientas por profesión, que no faltará alguien que te dé un lección. Toma el ejemplo de los científicos, ellos no mienten, todo lo que dicen tiene basamentos sólidos e irrefutables. Cumple con tú palabra empeñada.
Ojalá que alguna vez, los argentinos seamos mejores. El cambio comienza en nosotros mismos.
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