Se buscan líderes con valores, para superar la crisis mundial
En su columna habitual para la prestigiosa Revista RS, especializada en temas de Responsabilidad y Sostenibilidad, el presidente de RSE Consultoría, Jorge Emilio Sierra Montoya, plantea la necesidad de líderes con valores espirituales, morales y culturales, en las distintas actividades sociales (políticas, económicas, académicas, etc.), para superar la actual crisis mundial en sus diversas manifestaciones. Nuevo artículo a propósito de su libro “Liderazgo con valores –Visión cristiana de la RSE-“, publicado recientemente por la editorial española Digital Reasons en su colección “Argumentos para el siglo XXI”.
¿Quién podrá negar que el mundo está en crisis? Hay crisis económica, otra vez de proporciones globales, la cual no da todavía su brazo a torcer; hay crisis política, con la misma democracia en el banquillo, mientras numerosos dirigentes partidistas, a lo largo y ancho del planeta, están tras las rejas; hay crisis social, con la brecha creciente entre países ricos y pobres o a través de fenómenos como el desempleo; y hasta hay crisis de liderazgo, pues todos los problemas descritos no existirían si tuviéramos verdaderos líderes, quienes poco aparecen frente a las difíciles circunstancias. El panorama es desolador, sin duda.
Pero, ¿qué tienen en común las diversas situaciones críticas a que aludimos y que de uno u otro modo nos afectan? Ante todo, que su causa es idéntica: la pérdida de valores morales, sea en la política, donde el interés particular prevalece sobre el bien común, en contra del espíritu democrático; sea en la economía, donde la codicia hace estragos (pensemos en cierta comisionista de Bolsa); sea en la sociedad, presa del individualismo a ultranza, el materialismo y el consumismo; o sea entre los “líderes”, caracterizados por la falta de autoridad moral que es el fundamento por excelencia del poder, cualquiera sea. La corrupción, en definitiva, reina a sus anchas.
¿Qué hacer, entonces, ante esa crisis? Al toro hay que cogerlo por los cuernos, según suele decirse. O ir hasta la solución de fondo, aquella que no puede ser sino la recuperación de los valores morales, no tanto de dientes para afuera sino en la vida práctica, en los negocios y el gobierno, en la actividad política o académica, en la familia y en cada uno de nosotros, sin excepción. No nos queda otra salida, apreciados amigos.
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Se requieren, pues, líderes con valores, con valores morales, entre los cuales se destaca la propia responsabilidad que en buena hora ha puesto en boga la llamada Responsabilidad Social Empresarial -RSE-, un modelo que es más bien general, para todas las organizaciones: gobierno, universidades, fundaciones, familias…, no exclusivo de las empresas como algunos piensan en forma equivocada.
(Dicho modelo, a propósito, se expresa mejor a través de la llamada Sostenibilidad, tanto económica como social o ambiental, que ahora se promueve en todo el mundo, desde la Organización de Naciones Unidas –ONU-, como Desarrollo Sostenible, indispensable con mayor razón en nuestros países, marcados por el subdesarrollo o el atraso).
Pero, volvamos al tema del liderazgo. ¿Podrá haber líderes sin valores?, según me han preguntado con insistencia por la publicación en España de mi más reciente libro: “Liderazgo con valores”. Mi respuesta es obvia: No sólo puede haberlos sino que los hay (muchos gobernantes, políticos, empresarios, periodistas…), aunque en realidad carecen del liderazgo necesario o simplemente no deberían estar donde están, por lo cual tampoco deben ser tildados de líderes en sentido estricto.
¡Hasta los términos de presidentes, directores, gerentes, jefes o dirigentes, les quedan grandes! Son dirigentes que no saben dirigir, ni pueden hacerlo por la falta de valores y la correspondiente falta de autoridad moral, fundamento –insistimos- de toda autoridad.
Así las cosas, el restablecimiento de los valores es la condición básica para superar la crisis mundial en sus múltiples manifestaciones (política, económica, social, etc.). Al fin y al cabo la moral es la base de la estructura social, como lo es de cada persona, de usted y yo, aunque en ocasiones nos neguemos a aceptarlo por considerar, dándole rienda suelta a nuestra libertad, que tales actitudes son moralistas, obsoletas, mandadas a recoger, cuando de veras -según dijimos en alguna oportunidad- los que están mandados a recoger son quienes piensan en esa forma y actúan en consecuencia.
La ética está de moda, repetimos. Prueba de ello es la Ética Global que inspiró al Pacto Mundial de la ONU, decálogo empresarial a través de sus mandatos (de carácter moral, pero consagrados finalmente en disposiciones legales) sobre derechos humanos, laborales y ambientales, todo ello en el marco de la lucha contra la corrupción. ¿Quiénes, por tanto, estarán hoy pasados de moda?
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En el libro citado, cuya edición electrónica puede adquirirse -¡por sólo cinco euros!- en: www.digitalreasons.es, abordo a profundidad el tema de los valores, si bien con un enfoque cristiano, es decir, la moral cristiana que durante dos mil años ha guiado a millones de personas en el mundo desde Oriente hasta Occidente, desde el Norte hasta el Sur. “Es una visión cristiana de la RSE”, según reza el subtítulo de la obra que por cierto forma parte de la colección “Argumentos para el siglo XXI” sobre cuestiones científicas, éticas, jurídicas, históricas y sociales, tratadas por autores como el Papa Benedicto XVI, entre otros.
Valores como la conversión o cambio de valores, urgente a todas luces; el amor al prójimo, la compasión y el servicio, sin los cuales no puede haber una sincera responsabilidad social; la solidaridad en busca de la solución a problemas sociales, en especial los que afectan a las personas más necesitadas (pobreza, marginalidad, desempleo, etc.); y la humildad, no la soberbia, que también debe identificar a un líder para el cabal respeto de la dignidad de sus gobernados o empleados, compañeros de trabajo o hijos.
Sin dichos valores, que deben vivirse y no sólo predicarse aunque lo haga desde los poderosos medios de comunicación o redes sociales, nunca se alcanzará a ser líder, por muy alto que sea el cargo ocupado en el gobierno o el Estado, la empresa o la universidad, la grande o pequeña organización social en que se encuentre…
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