San Martín, ejemplo imposible de imitar
Vivimos horas difíciles, agobiados por el malestar que generan los paros, los hospitales tomados, la inseguridad, los crímenes aberrantes, las denuncias de enriquecimiento ilícito que pesan sobre quienes nos gobiernan. El horizonte no es el mejor.
Agosto es un mes importante en la historia de nuestra patria porque ingresamos en el calendario que nos recuerda al general José de San Martín, al Hombre , que sobresale entre los patriotas que nos regalaron la libertad de la independencia.
Mucho se ha escrito sobre él, su coraje, sus valores, su generosidad. Ya escribiremos más adelante sobre su gesta histórica. Pero ante tanto dislate de nuestra dirigencia, ante tanta injusticia , viendo a los pobres que visitaron en el país por estas horas los templos donde está San Cayetano, me pareció oportuno recordar algunas de sus anécdotas.
Son hechos que a lo mejor de tanto recordarlos, germinan con el ejemplo, la oportunidad de un cambio y de pensar que a lo mejor no todo está perdido. Que tal vez aquellos que tienen la responsabilidad de cuidar y administrar los dineros del pueblo sientan el arrepentimiento y la culpa y cambien una mala acción por una buena, como el protagonista de la siguiente anécdota.
En cierta ocasión y de noche, se presentó en la ciudad de Córdoba el general San Martín, sin escolta, a excepción de uno de sus ayudantes que le servía de acompañante. Nadie esperaba su visita y ella, causó sorpresa a los oficiales de la guarnición.
Reunió a los jefes, y les anunció que al día siguiente pensaba revisar las tropas que se encontraban en la plaza.
Transcurridas algunas horas, y mientras el general se encontraba pensativo al lado de la chimenea, le pasaron una tarjeta en la cual se le pedía una audiencia urgente, "para un asunto de vida o muerte" pero lo que más impresionó a San Martín fue un párrafo el cual decía:
-"Deseo hablar con el caballero don José de San Martín, NO con el general".
Teniendo curiosidad por conocer al autor de aquel billete, en el cual se denotaba la angustia, el general accedió a la entrevista.
Entró el visitante y dijo:
-Señor don José de San Martín, soy coronel pagador de los sueldos de las tropas que revistará mañana el "general San Martín". Teniendo el vicio del juego, anoche perdí a las cartas los fondos destinados a la corporación. La visita del general me sorprende, cuando aún no vuelve el correo que envié a toda a toda prisa a vender todo cuanto poseo, y, conforme el reglamento tendría que ser degradado en público y fusilado a continuación. No me aterraría el castigo, que merezco, si no supiera que la misma descarga que acabe conmigo, terminará también con una anciana que tiene fe en mí, porque es lo único que le queda en la vida. ¿Quiere usted, prestarme el dinero para salvarme, seguro de que no solo repondré lo perdido y nunca volveré a cometer un acto como este, si no seguro también, de que dos seres rezarán eternamente por usted?-
Y San Martín, entregándole el dinero faltante le dijo:
- Tome la cantidad que necesita, pero que no lo sepa nunca el general San Martín. Es un hombre capaz de fusilarnos a usted y a mí, si lo supiera.-
Ese era San Martín. ¿Llegará el día en que el funcionario inescrupuloso se arrepienta, pida perdón y responda con su patrimonio por haber cometido un hecho ilícito como el protagonista de la historia que hemos narrado?
¿Está tan lejano el día en que no sea necesaria una declaración jurada de un funcionario y que la palabra, solo la palabra, sea la sombra de los hechos?
¿Es una utopía pensarlo? Utopía significa en su origen griego, "no hay tal lugar"( "u" en griego, "sin", "topos", "lugar")
La utopía nos libera de la cárcel del presente. Pablo VI en Populorum Progressio dijo que " las realidades de hoy, son las utopías del ayer" y alguna vez, Leonardo Da Vinci, dibujó un avión.
Esta es la oportunidad para considerar que un MILITAR debe cumplir sus órdenes y sus deberes, porque así lo impone su formación en defensa de la PATRIA . Además debe dar el ejemplo como HOMBRE.
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