Reflexionar acerca de nuestra sociedad, implica fundamentalmente abordar el tema de la familia y de la educación. Cada familia elige para sus hijos, un tipo de educación acorde a sus posibilidades y a los valores con que han sido criados o desean para ellos.
Lamentablemente, en nuestros días, y en un mundo en progresiva y expansiva globalización, todo lo relacionado con el progreso técnico, se convierte en muchos casos, en el principal desafío al decidir la educación de los hijos, en lugar de considerar el desarrollo humano en su conjunto.
Ser padres hoy significa tener una amplia conciencia de lo que queremos para nuestros hijos, inculcándoles desde los primeros tiempos valores y un profundo sentido de la libertad y responsabilidad.
La escuela les brinda a nuestros hijos, los conocimientos básicos para valerse en el mundo, y los prepara, con posterioridad, para desempeñar con idoneidad la función que hubieran elegido.
Es fundamental tener en cuenta, que una de las causas del subdesarrollo de los pueblos, es la falta de sabiduría, de reflexión, de pensamiento y de diálogo, entre los integrantes de la sociedad. Pero demás está decir que es la familia, la que ocupa el primer lugar en la función formadora de sus hijos.
Hoy nuestra sociedad vive inmersa en un mundo de inquietudes y sobresaltos que produce confusión y en muchos casos priva a los padres, de tiempo suficiente para valorar lo que realmente es importante en el desarrollo integral de los niños, los que permanecen atentos a las novedades que les ofrece el entorno.
Algunos padres delegan la función formadora de los hijos en la escuela, desentendiéndose por completo de esta tarea. Casos como estos son los llamados "niños de la calle" o los que por motivos varios no cuentan con el apoyo y dedicación de sus familias. Pero peor es aún cuando esos niños crecen y al carecer de ejemplos y límites familiares, son fácilmente vulnerables a cualquier tipo de adicción o costumbre delictiva.
Es por eso, que el "peligro" por el que hoy atraviesa nuestra sociedad, hace que debamos reflexionar con seriedad, sobre las causas, consecuencias y posibles soluciones de estos problemas, que ya parecen ser inmanejables.
Hoy se habla mucho de "inclusión social", pero a mi criterio hay un gran error en la manera de abordarlo. Cuando parte de la sociedad se empobrece y es excluída de las posibilidades de desarrollo económico y cultural, el Estado debe hacerse cargo de fomentar y estimular ese progreso a través del trabajo digno y de la educación.
Sin estas posibilidades, una gran parte de nuestra sociedad, no podrá nunca ser incluída en el justo lugar que merece y abundará la delincuencia y la corrupción.
Hoy el Estado parece estar ausente, sin resolver esta realidad que día a día empeora.
Tener plena conciencia de la "verdad" es siempre el camino hacia la solución de los problemas.
No los escondamos !!!