Los tiempos modernos han marcado una tendencia, que lleva a los habitantes de las grandes ciudades a vivir más acelerados, dando lugar a que el estrés se ponga en el centro de la escena del reloj biológico.
De allí, que sumarse a la tendencia slow ya no es una moda, sino una revalorización del tiempo en busca de eliminar ansiedades, por supuesto, indeseadas.
Dentro de esa lentitud buscada, el turismo no se quedó fuera del mote y empezó a encontrar destinos que le calzaban como guante a la denominación. Lugares que convidan su sabor local en cada rincón y que permiten tomarse el tiempo necesario para entrar en sintonía con su esencia.
Con un ritmo más pausado que muchos balnearios de la Costa Atlántica, Mar de Las Pampas, se reconoce como un lugar slow y con esta inclinación elegida, está cuidadosamente protegido. Calles sin pavimentar, señalizaciones de madera, complejos comerciales con duendes que espían desde los árboles, teatros a la gorra y hospedajes turísticos escondidos en medio del bosque de cipreces y pinos. Así es un destino para disfrutar sin reloj.
De esta esencia habla el movimiento slow. De sorprenderse con una puesta de sol o, simplemente, de avivar los sentidos y conectarse con lo natural. De escuchar de lejos el murmullo del mar o sentirlo de cerca cuando las olas rompen en la orilla. De pararse frente a él y, al mirarlo intensamente, lograr que la mente calme. Esas sensaciones que solo pueden vivirse a paso lento.
Otro lugar para descubrir, es el vernáculo San Javier, serrano y tranquilo, en la región de Traslasierra, cerquita del límite entre Córdoba y San Luis, también regala una experiencia a otro ritmo.
Ya considerado como un destino slow, bastará con llegar a la plaza central del pueblo para detectar algunos datos que lo hacen merecedor de ese título. Allí convive el paso cansino de los burritos cordobeses con los autos sin que uno perturbe al otro; las fachadas de las casas se mantienen intactas; en el almacén-pulpería de la esquina, los paisanos vienen por su vermout de la tarde y se acodan como si el reloj no caminara; y una señora ofrece yuyitos para reemplazar al furioso café negro.
De igual manera, en la Cordillera de los Andes, El Bolsón , es un rincón patagónico donde todavía se pueden olvidar las llaves puestas en el auto. Y mejor aún, siguiendo otros postulados slow, no llevar guías ni mapas, sino perderse y desintoxicarse de los mandatos preestablecidos. Sus caminos son una buena oportunidad para caminar sin rumbo, pedalear por sus senderos sinuosos, probar suerte con la pesca o recorrer la feria de artesanos y degustar deliciosos productos artesanales .
Otro hermoso destino slow es Colón, en la Provincia de Entre Ríos, donde el río Uruguay baña sus arenosas y blancas playas, mientras sus aves cantan y recorren las hermosas islas. Allí los turistas disfrutan de las relajantes aguas termales, de los restaurantes típicos donde comer pescado y sabrosos asados, y de los paseos en lancha. Luego de visitar esta hermosa ciudad queda el deseo de volver...
Como vemos el mapa local ofrece numerosas alternativas para elegir destinos de vacaciones. Lo importante es saber que, aunque se elija el río, el mar o la montaña, hay mucho por descubrir en cada paisaje. Pero por sobre todo es "un elogio a la lentitud" encontrar la calma que hoy nos ofrecen estos lugares de ...
"turismo slow"
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