Entre los muchos factores positivos que nos brinda la vida en democracia, podemos destacar la posibilidad de convivir aceptando las discrepancias. Los conflictos verbales pueden transformarse en inútiles si se realizan sólo en la búsqueda de un mezquino rédito político o por responder a fundamentalismos ideológicos incapaces de aceptar otras ideas.
Por estos días, observamos a muchos funcionarios, enfrascados en un sin fin de acaloradas discusiones, que muchas veces terminan en agravios personales y que sólo consiguen alejar cualquier solución.
Completando este panorama negativo, vemos como los funcionarios que deberían representar al pueblo con madurez, eligen como herramienta para concretar estas acciones, a los medios de comunicación más convenientes a sus fines, que nunca tienen una actitud criteriosa ni preguntas para realizar.
Considero que los medios de comunicación, están para cumplir numerosas e importantes funciones, entre ellas : explicitar concreciones de gobierno; hacer oir las críticas de los partidos de la oposición (voz necesaria para mantener el estado de derecho), permitir a cualquier ciudadano dar a conocer sus ideas; informar a la sociedad sobre hechos de la realidad mundial y local (de manera verídica y clara); etc. Lo que nunca podemos exigir a los medios, es que sean los idóneos instrumentos con el fin de canalizar el logro de consensos, en aquellos problemas que afectan a las mayorías. Esto, en ciertas cuestiones a nivel social, pueden incrementar los desencuentros y/o responder a los intereses políticos y económicos de grupos.
Creo firmemente, que nuestra "democracia" está enferma . Mientras tanto, el resto de la sociedad, la que lamentablemente se ha acostumbrado a estos hechos, asiste impávida a situaciones que merecerían en forma unánime la condena social.
Hoy en esta escalada de violencia, verbal, física y psicológica vemos a niños, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres indefensos frente a "códigos" y decisiones injustas que dejan en libertad a los delincuentes.
Policías muertos, trabajadores a los que por robarles el auto se los ejecuta, y otros tantos hechos que cada vez ocurren más cerca, en una escalada que realmente preocupa.
¿Qué pasa con la Argentina ? Se habla hasta el hartazgo de derechos humanos, pero todos los días se vulneran los derechos de quienes trabajan, estudian, pagan sus impuestos y a los que se debería cuidar.
¿ Dónde están los argentinos ? Aquellos que siempre se sintieron orgullosos de su tierra. ¿Es acaso que ya no la queremos ?
Este es simplemente un llamado, un aviso, una invitación a ser concientes de lo que estamos viviendo y a atrevernos a afrontar esta realidad para aprender a CONVIVIR EN SOCIEDAD
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