Nadie desconoce que nuestra Patagonia es la reina de los vientos. Tampoco que el sol del Noroeste es potente como pocos, o que la larguísima costa Atlántica que posee la Argenina depara oleaje y mareas por doquier. Estas son razones más que válidas para pensar que estamos en un país con un potencial inmenso para las energías renovables: eólica, fotovoltaica y solar, y oceánica, respectivamente.
Menos populares pero también en el plano de las investigaciones, aparecen alternativas como la energía geotérmica en la zona cordillerana, los aprovechamientos hidroeléctricos de las corrientes de los ríos, o la producción de Bioetanol a partir del bagazo de la caña de azúcar; o del Biodiesel en la zona central y el Noreste del país.
En 2006, se creó el marco regulatorio para estas fuentes limpias y renovables de energía, con la sanción de la ley 26190/06.
Los primeros pasos se van dando con timidez, y es la fase eólica la que está más avanzada. El primer parque eólico se creó en 2004 en Comodoro Rivadavia y el más reciente, es el de Rawson, Chubut, con 43 molinos y un potencial de abastecimiento para 100.000 hogares con 80 megavatios. Por su parte, la provincia de San Juan se ha posicionado por su apuesta a la energía solar mediante proyectos de investigación de largo plazo y la intención firme de fabricar paneles solares nacionales.
Por el lado del aprovechamiento hidroeléctrico, los hay en Mendoza, Catamarca y Jujuy, aunque siempre se debe pensar en el impacto ambiental, que la instalación de un dique para embalsar el agua, puede ocasionarle a un ecosistema. Más propicio para el balance natural se vuelve entonces el uso a pequeña escala de las corrientes de los ríos, con pequeñas turbinas sencillas de mantener y construir.
Un desarrollo innovador a gran escala deberá conciliar intereses privados, públicos, nacionales y globales.
Con el bienestar de la humanidad como objetivo, es necesario consolidar políticas que impulsen nuevas tecnologías al alcance de todos, sin desatender la creciente demanda global de energía.
Profesionales de todas las disciplinas serán los principales artífices de un nuevo esquema en el que se valore tanto el capital económico como el humano y el natural, para que el desarrollo local, regional y global sea sostenible. La tarea comienza en el hogar, continúa en la escuela y culmina en la universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario