Todo tiene un límite. La Tierra también. Buena parte de la humanidad ha ido despertando de la falsa ilusión de vivir en un planeta ilimitado, inagotable en sus recursos, que se banca cualquier trato.
La mala implementación de avances científicos-tecnológicos sin regulación ética de ningún tipo, en algunos aspectos implicó un retroceso que provocó la desaparición de varias especies, siendo esto un hecho irreparable.
Talar un bosque nativo, contaminar las aguas, realizar actividades que llevan a desertificación de suelos, hacer el aire irrespirable, no es tratar bien nuestra casa. La Tierra llora por el mal trato de sus hijos.
El Papa Benedicto XVI varias veces ha dicho que la humanidad necesita realizar una alianza con la naturaleza.
Pero no se trata de un simple pacto de no agresión, sino de un diálogo que nos lleve a cuidar lo que es de todos. Estamos unidos en una misma casa, en un mismo suelo. Tenemos una naturaleza humana que nos une al pasado, presente y futuro. La humanidad tiene derecho a una buena alimentación, al agua, al aire puro y a la salud. Es por eso que debemos cuidar nuestro suelo por el futuro de nuestros hijos.
Educar para la conservación y cuidado de los recursos naturales es función de los padres, los docentes y los gobiernos.
Cuidar el medio ambiente es responsabilidad de todos.
Cuidar el medio ambiente es responsabilidad de todos.
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