Pertenecemos a un país con particularidades históricas, políticas, económicas, sociológicas, con personajes y sucesos que, a veces para bien, a veces para mal, fueron construyendo la patria que somos. En la que cada cual, desde su modesto o importante papel, lucha y vive con una misma pasión : lograr un gran país.
Los medios de comunicación nos muestran continuamente "debates" entre historiadores, políticos, escritores, periodistas, sociólogos, todos con polémicas y variadas reflexiones que quizá no sean, en todos los casos, las que esperamos. Pero lo verdaderamente importante de este fenómeno es aprobar o disentir con libertad.
En todo caso, ese amplio abanico y ese incesante interés por la marcha de nuestra Argentina, es un modo de mirarnos en distintos espejos y encontrar en ellos un rumbo hacia nuestra identidad como nación. Un formidable antídoto contra el más letal de los venenos de una sociedad : el descreimiento, la indiferencia, el escepticismo, que a corto o largo plazo nos hiere como personas y como ciudadanos.
Cuando del país se trata, son preferibles las pasiones, la alta temperatura del pensamiento, antes que la fría mirada del qué me importa, de la desesperanza, del conformismo.
Por eso, demos la bienvenida al interés ciudadano, a la participación en las decisiones gubernamentales, en definitiva, al pertinaz oficio de ser argentinos, más allá de los tiempos prósperos o de los tiempos oscuros, comunes a toda nación del planeta.
Reflexionemos e intercambiemos pensamientos, defendamos nuestras ideas, propongamos acciones, demos nuestra opinión, seamos constructivos, soñemos con un país grande, y aprendamos a mirarnos como argentinos !
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