Perdiendo el rumbo

  Todos los que alguna vez incursionamos en el mundo del deporte náutico, conocemos perfectamente lo que es seguir determinado "rumbo". Por lo general cuando trazamos la derrota,  tenemos en cuenta diversos factores que van a influir sobre el mismo. Por ejemplo en algunos casos, la dirección del viento deriva nuestra embarcación y debemos modificar el rumbo y acomodar las velas para llegar al destino deseado.

  En el caso de nuestra Argentina, pasa algo muy similar. Estamos atravesando un momento sumamente difícil en que peligra la integridad de nuestro país. Son muchos los factores y actores que entran en juego pero es fundamental, no perder el "rumbo".

  Cuando una nave está en peligro, no se piensa en mantener el poder, sino en la realidad que se vive y en salvar las vidas que están comprometidas. Para ello se tienen en cuenta todos los factores y medidas necesarias. Nunca deben dejar de considerarse la posición, el rumbo y la opinión de los que saben.

  Todo lo que  se transforme en orgullo,  soberbia y egoismo será causa de males mayores.

  Es por eso, que me resulta sumamente interesante investigar sobre una realidad que nos viene desbordando, desde los últimos tiempos y que quizá no nos atrevemos a expresar. Yo estoy convencida que los argentinos estamos paralizados. Sufrimos de un mal, al que aún no se le ha puesto nombre, pero al que llamaría "necesidad de creer". Es una sensación desesperante de un pueblo que sueña con alguien que lo salve, que le de lo que necesita y que lo deje hacer lo que quiera. Es como soñar y sentirse protagonista de un cuento de hadas, donde el personaje principal se convierte en nuestro salvador.

  Pero resulta que ese mal que sufrimos, es producido por el mismo responsable capaz de contarnos todos los días, un nuevo cuento de hadas.

  Lamentablemente, estamos perdiendo la oportunidad de salvarnos, porque  el camino del facilismo no es el rumbo correcto que nos conduce a la otra orilla.

  Hoy más que nunca, debemos ser concientes, que un simple cuento de hadas, es quien nos ha hecho  perder el rumbo, de nuestra querida embarcación  "la Argentina".