Al incrementarse el caudal de tránsito y con la tendencia global que lleva a pensar en ciudades cada vez más peatonalizadas, es preciso asumir que inevitablemente sobrevendrá la congestión de tránsito. Pero también saber que, como el tránsito es en definitiva una convención social, habrá que esforzarse por mantener ordenada esa congestión.
Si bien la seguridad vial está regida por normativas de Estado, la base del tránsito debe ser el respeto de los conductores por las normas. Sin embargo, es tan preocupante la crisis vial, por la cantidad de lesionados y fallecidos que se cuentan en nuestras calles y rutas a diario, que se debió crear un organismo, la Agencia Nacional de Seguridad Vial, para darle mayor importancia a estas acciones de control y prevención, acentuadas por el Registro Único de Antecedentes y la Licencia Nacional de Conducir, que tienen por objetivo, identificar a quien es peligroso al volante e impedir que pueda sacar el registro en otro lugar.
Este cambio, es preciso ponerlo en conocimiento desde los medios de comunicación, para entender que un choque no es una cuestión casual, sino que siempre hay un factor previsible y que en 9 de cada 10 casos, la falla es humana.
La frase tan conocida, "la seguridad vial la hacemos entre todos" es algo real. Si bien el estado debe estar presente, en la calle estamos todos : los conductores, los acompañantes, los peatones.
El uso del cinturón de seguridad, del casco en las motos, de llevar a los niños sentados en el asiento trasero, son cuestiones pasivas que intentan reducir las lesiones pero que no evitan el siniestro. En lo cotidiano, se debe respetar el límite de velocidad, anticipar las maniobras con las luces de giro, usar las balizas para anunciar detención, llevar las luces bajas encendidas a toda hora en rutas y autopistas y mantener una distancia de frenado de 3 a 5 segundos con respecto al vehículo que nos precede.
Estas son formas que deben volverse naturales y sistemáticas a la hora de tomar el volante.
Son formas de respetar la vida de los otros y la propia, con responsabilidad.
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