Frente a lo que nos toca vivir a los argentinos en forma cotidiana : la inflación, las tensiones sociales, el tránsito desordenado, los transportes públicos defectuosos, la inseguridad, la violencia, la injusticia y demás...es acertada una reflexión.
La mayor preocupación pasa por el gesto de negación con que el gobierno afronta el problema. Cómo vamos a encontrar una solución, si los que deben y tienen la obligación de hacer algo, no lo reconocen.
Deberán entender los gobernantes, que un país se hace mirando hacia adelante y que de lo contrario, sólo se está condenando a una sociedad de jóvenes al fracaso, jóvenes que necesitan ver plasmado su esfuerzo, a través del trabajo digno y de la educación.
Las tensiones sociales que se generan en estos momentos de crisis, reflejan en el fondo la sumatoria de tensiones individuales que viven los integrantes de varios sectores del país.
No hay duda de que el cúmulo de frustaciones personales trascienden, con mayor o menor rapidez, y los niveles de expectativa, de fracasos o esperanzas de la población, se tornan cada vez más angustiantes.
No es procedente esconder los problemas y los errores, sino buscar el camino de solución y superación.
" Así como la violencia es producto de la debilidad, la injusticia es producto de la soberbia"
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