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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


viernes, 28 de octubre de 2016

La avaricia

“No hay nadie peor que el avaro consigo mismo, y ese es el justo pago de su maldad.” (Libro Eclesiástico Capitulo 14)

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Los diccionarios universales de la lengua española concluyen definiendo dos de los defectos o pecados del alma humana que más daño han hecho a la humanidad.
Wilkipedia define la Avaricia como “…una inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones”. También define la Codicia como “…el afán desmedido de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas.
La Real Academia Española define la avaricia en pocas palabras pero de mucho peso, como “Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas”.
El Diccionario Cuyás, un poco más sucinto, lo define como “un apego desordenado a las riquezas“. De las varias palabras griegas para la avaricia, dos son especialmente reveladores. La más común, “pleonexia”, se deriva, según Ceslas Spicq (tomo III, p.117), de “pleon” (“más”) y el verbo “ejw” (“tener”). Por eso Louw y Nida, en su léxico griego, lo definen como “un fuerte deseo de adquirir más y más posesiones materiales, o de poseer más cosas que las que otros tienen…” (Louw-Nida I:291-2).
La avaricia es un deseo insaciable y enfermizo; cuánto más posee, más desee. Otro término para la avaricia es “filarguros”, que significa “amor al dinero”; podríamos decir que son “dinerófilos”, “enamorados esquizofrénicos del dinero” (Lc 16:14; 1Tm 6:10; 2Tm 3:2). Esta dinerofilia, según 1Tm 6:10, es la raíz de toda clase de maldad“.
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En el ámbito de la religión especialmente la judeocristiana que es donde nos desenvolvemos en comunidades diversas, tanto la avaricia como la codicia, son consideradas como pecados capitales, y como tal, en cualquier sociedad y época, han sido demostradas un vicio, un vicio de lo más rastrero, repugnante, son más bien, manías, es un tipo de psicosis progresiva y de fatales consecuencias. En efecto, al tratarse de un deseo insidioso por querer tener más y más a cualquier costo, tanto que sobrepasa los límites de lo ordinario y de lo lícito, se califica con este sustantivo actitudes peyorativas en lo referente a las riquezas. La codicia y la avaricia son términos que describen muchos otros ejemplos de pecados, por ejemplo: la envidia. Estos incluyen deslealtad, traición deliberada, especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse sobornar.
Cuando se cruza la delgada línea entre lo que significa para un ser humano “cubrir las necesidades” para obtener con voraz apetito lo que no se necesita solo por el mismo hecho o deseo insidioso de “tener cada día más a cualquier costo” aparece la codicia. Existe codicia por el dinero cuando el avariciento y/o codicioso movido por sus impulsos psicóticos (la codicia es una enfermedad psicosomática) con propósitos enfermizos, y no para cubrir correctamente nuestras necesidades físicas, pasan por encima de todo aquél que se le pone enfrente, sean los hijos, una hermano, un amigo íntimo, un padre o una madre. Muchos quieren dinero para ganar prestigio social, fama, altas posiciones, o simplemente para llenar la “necesidad” de tener y acumular por “cualquier cosa que les depare en el futuro” y el lema de estos es algo así como éste…“si puedo obtenerlo, lo obtengo, y si no puedo obtenerlo, de cualquier manera, sin importar cual fuese, lo tengo que obtener”. No existe codicia ni avaricia cuando se consigue dinero con el único propósito de cubrir nuestras necesidades físicas más básicas, como un techo digno, alimento, vestido, locomoción, educación. Por eso es que es urgentemente necesario descubrir hasta dónde termina la necesidad y dónde es que comienza la codicia.
La avaricia es una pasión cuasi-erótica por el dinero y por las cosas — muy fácilmente conduce a la idolatría (Is. 2.7-8; Mt 6:24). La persona avara consagra toda su vida al dinero y deposita toda su fe y esperanza en la riqueza. Cree que posee sus bienes, pero pronto es poseído por ellos. A menudo la avaricia termina distanciándolo de su familia, del prójimo y de Dios mismo, por qué ahora está sirviendo a otro dios. “Dios sabe muy bien”, escribió Orígenes, “qué es lo que uno ama con todo su corazón y alma y fuerza; eso para él es su dios. Que cada uno de nosotros se examine ahora, y silenciosamente en su propio corazón decida cuál es la llama de amor que principalmente y sobre todo está encendida dentro de su ser”
Para un codicioso la avaricia es la summum bonum de todos los valores en la vida, el dinero es su dios. La búsqueda y la acumulación de objetos, tierras, casas, la estafa, el robo y el asalto, con violenciao sin ella, los engaños o la manipulación de los que están en mayordomía o en autoridad sobre los más débiles, son todas acciones que son inspirados por la avaricia. Tales actos pueden incluir la simonía que es la compra o venta de lo espiritual por medio de bienes materiales.
La simonía incluye también la compra de cargos eclesiásticos, sacramentos, reliquias, promesas de oración, la gracia, la jurisdicción eclesiástica, la excomunión, etc. En el ámbito de las sociedades judeocristianas se considera simonía la compra de dignidades que solo el poder divino puede otorgarlas como por ejemplo; la compra de un cardenalato o de un papado, o de un título ministerial importante dentro de cualquier comunidad religiosa. La simonía incluye la compra con dinero efectivo o especies de un laico o un religioso adinerado y corrupto, de títulos magisteriales y valores altamente espirituales como lo es la salvación del alma, o la rebaja de penas en un purgatorio inexistente a cambio de dinero entre otras corruptelas verificadas a los largo de la historia de la humanidad. También los dones sagrados que solamente el poder divino del Dios Todopoderoso puede otorgar sin necesidad de merecerlos a quien a El más le pluge. Todos estos y muchos activos espirituales más, engrosan la lista de los grandes valores y virtudes que, como mugrosas letras de cambio son intercambiadas en el mercado de la truhanería moral de los cadáveres que aún caminan en un mundo corrupto, maldito, caído, sin Dios y sin justicia.
Jamás un avaricioso ni un codicioso podrán dormir en paz – nunca, – ni en ésta ni en la otra, y su descendencia hasta la cuarta generación recibirá la paga de una maldición que les perseguirá y acosará sin tregua ni descanso.
El alma embotellada dentro de la botella de la codicia es incapaz de comprender las cosas que están fuera de la botella. Los codiciosos quieren embotellar a Dios y por eso andan errantes buscando quien los ame sin lograrlo, son como parias, viven con miedo que sus más cercanos les roben lo que ellos han robado a otros, siempre andan buscando más, siempre anhelando lo inalcanzable, inútilmente, porque a Dios nadie lo puede embotellar.
Quien quiera vivir en paz con Dios y los demás seres vivientes deben abandonar primero la codicia. El albañil que es codicioso abandona la obra cuando halla en su camino otra obra aun cuando ésta última sea de una obra de tinieblas realmente. De la gran obra de Dios, que se traduce en el amor a Él y a sus semejantes, se retiran los codiciosos. Muchos son los que comienzan el trabajo, pocos los que lo terminan.
Lo que más sorprende en la lista de pecados más aborrecidos por Dios en las sagradas escrituras es la frecuente inclusión de la avaricia, en los mismos términos que la de la borrachera y los pecados sexuales. Son como hermanos inseparables. Si esos pecados escandalosos excluyen del reino de Dios a los malvados, entonces también la avaricia, en términos idénticos, hecha fuera del reino de Dios a los avaricientos y codiciosos. De hecho en la lista de pecados capitales en los escritos paulinos, la avaricia aparece más frecuentemente que la borrachera. Y es más, en dos de las listas San Pablo agrega una frase sumamente grave, cuando escribe “la avaricia, la cual es idolatría”(Ef 5:5; Col 3:5), el más condenable de todos los pecados. ¿Puede algún cristiano o cristiana negar que la avaricia sea un pecado tan aborrecible ante los ojos de Dios?

Opción de veraneo en Entre Ríos

Playas e Islas en Colón, Entre Ríos

Relacionada directamente con su río de aguas claras y los 10 kilómetros de playa que acompañan su recorrido de espaldas a la ciudad, Colón integra su propuesta con infinidad de atractivos aunque ninguno convocante como el dominio que ejerce sobre el verano en Entre Ríos.


Las playas de Colón cubren el frente urbano sobre el río Uruguay, encontrándose delimitadas al norte por el arroyo Artalaz, y al sur por el arroyo De La Leche. Sobre la misma zona se emplazan los campings municipales y privados de la ciudad, todos con excelentes servicios e instalaciones.

El Puerto, apostado en el punto central de la costa colonense, deja desplegarse a uno de sus lados las tradicionales playas del Balneario Norte, y hacia el otro las juveniles playas de la costa sur.
Alojamientos de Colón, Entre Ríos

Las playas del norte, serenas, naturales, más tendidas hacia el río que hacia la arena, caracterizadas siempre por la sombra que salpica sus terrenos dibujando espacios amorfos que atraen como imanes a la familia; se cortan en un cambio abrupto ante la extensión soleada y divertida de la espléndida Punta Colón, con su apariencia relajada y por sobre todo limpia.

Las otras, las del Camino Costero Sur: Piedras Coloradas, Inkier, Playa Nueva y Playa Honda, todas enfrentadas a campings aptos para la estadía, son las que congregan la alegría distendida de los más jóvenes, coloreándose diariamente con sombrillas y media- carpas, sonorizándose desde los paradores con música de onda, brindándose a la adrenalina en los deportes náuticos y los paseos agitados en el Banana Bote, dorándose al sol y refrescándose en las aguas.
 Playas sobre el río Uruguay
Camino Costero Norte
Balneario Norte
Amplias playas de arenas limpias sombreadas con árboles en el sector superior.
Son de una tendencia más familiar por su tranquilidad característica y natural.
Cuentan con todos los servicios: zonas de camping, pic-nic, paradores, propuestas náuticas y terrestres.


Playa Punta Colon
Es la playa más joven de la ciudad, tendida en el extremo norte de Colón, previo al pintoresco Espigón. Certificada en “gestión de calidad ambiental y seguridad balnearia”, califica normas IRAM por la limpieza de la arena y los servicios que brinda.
Distendida, resplandeciente, desbordante de verano, esta playa se ha convertido velozmente en una de las más elegidas.


Camino Costero Sur
Balneario Piedras Coloradas
Es la playa del Camping Privado de mayor renombre y atracción de la ciudad. Emplazado entre la zona Costanera y el Balneario Municipal, frente al magnífico Parque Quiróz, el Piedras Coloradas cuenta con playa propia, pero la misma rara vez se distingue de su aledaña, la popular Inkier.

Balneario Inkier
Destino veraniego ineludible de las vacaciones entrerrianas junto a los amigos; punto dorado irrevocable en las tardes veraniegas; este atractivo colonense da paso a través de un arco que luce la frase “Balneario Municipal Santiago Inkier”, y después de ello la juventud, algunas familias entretenidas, las propuestas náuticas y el voley playero, la onda del parador y los tragos, el sol y la arena.


Playa Nueva
Es la continuación hacia el sur del Balneario Inkier, tanto así que las típicas caminatas por la orilla al bajar el sol, las unen diariamente sin distinguirlas.
Arenas suaves, aguas claras… es la última playa de Colón habilitada para el bañista.

Playa Honda
En el extremo sur, al límite con el arroyo De La Leche, Playa Honda se abre espacio en un entorno íntegramente natural. Luce pintoresca y seductora, ideal para la pesca, pues como su nombre lo indica, no es propicia para nadar.


 Las Islas
Líneas aparte merecen las islas, algunas de las cuales se hallan bajo jurisdicción argentina, mientras otras son propias del territorio uruguayo.

Extensos bancos de arenas limpias; áreas desiertas cubiertas por selva en galería cuya riqueza reside en la gran variedad de especies vegetales; paisaje capaz de estremecer los sentidos; las islas pueden ser visitadas en embarcaciones propias o alquiladas, e incluso contratando excursiones afines.

Una interesante propuesta consiste en serpentear las costas isleñas contemplando su particular belleza a través de un grato paseo en lancha, o bien, disfrutar de un descanso apacible dorándose en los blancos arenales.


 Campings de Colón
Una opción típica de las vacaciones en Colón; elegida tanto por grupos de amigos como por familias que se animan a la osadía, los campings se expanden arbolados, naturales y perfectamente preparados para la cómoda estadía. Luz eléctrica, cuerpos de sanitarios, duchas con agua caliente, seguridad, componen el general de los servicios. A más de esto, la característica distintiva de los campings colonenses consiste en hallarse insertos a metros de las playas, como parte del mismísimo trazado de la ciudad y, por lo tanto, con acceso directo a ella, sus comodidades y prestaciones.

La envidia



La envidia

La envidia es un fenómeno psicológico muy común que hace sufrir enormemente a muchas personas. Tanto a los envidiosos como a sus víctimas. Puede ser leve o intensa, simple o compleja, consciente o inconsciente, explícita o involucrada en algunos síntomas neuróticos... No hay envidia "sana". La envidia es siempre un doloroso sentimiento de frustración por alguna carencia que, siendo nuestra, nos parece que los demás no tienen, por lo que sufrimos contra ellos, consciente o inconscientemente, una gran hostilidad. ¿Por qué?
El envidioso es un insatisfecho que, con frecuencia, no sabe que lo es. Por ello siente secretamente mucho rencor contra las personas que poseen algo (belleza, dinero, sexo, éxito, poder, libertad, amor, personalidad, experiencia, felicidad...) que él también desea pero no puede o no quiere desarrollar. Así, en vez de aceptar sus carencias o realizar sus deseos, el envidioso simplemente odia y desearía "destruir" a toda persona que, como un espejo, le recuerda su privación. La envidia es, de este modo, la rabia vengadora de quien, en vez de luchar por sus anhelos, prefiere eliminar la competencia. Por eso la envidia es una defensa típica de las personas más débiles en cualquier sentido.
La envidia es parte inseparable de esa otra gran defensa neurótica, el narcisismo, desde el que el sujeto experimenta un ansia infatigable de destacar, ser el centro de atención, lograr valoración en toda circunstancia. Por eso tantas personas se sienten continuamente amenazadas por los éxitos, la vida y la felicidad de los demás y, atormentadas por la envidia, viven en perpetua competencia contra todo el mundo. No es ya que los demás tengan cosas que el envidioso desea. ¡Es que las desea precisamente porque los demás las tienen! El envidioso es un niño inmaduro. Y su sufrimiento condiciona enormemente su personalidad, su estilo de vida y su felicidad.
Las formas de expresión de la envidia son innumerables. Por ejemplo, críticas, murmuración, injurias, desdén, rechazo, agresiones, dominio, represión, humor negro, rivalidad, difamación, venganzas... A escala individual, la envidia suele formar parte de muchos trastornos psicológicos (algunos complejos, ansiedades, depresiones, malos tratos...). En las relaciones personales, familiares y de pareja, está involucrada en muchos conflictos y rupturas. En lo sociopolítico, su influencia es determinante. Por ejemplo, la envidia masculina del poder sexual, emocional y procreador de las mujeres alimenta el machismo. La envidia de la fuerza y despreocupación del varón nutre el feminismo. La envidia de los pobres estimula la protesta social. La envidia de los ricos fomenta sus luchas intestinas. La envidia de los vanidosos sostiene las artes y espectáculos. La envidia de las mujeres robustece el colosal negocio de la belleza y las modas. La envidia de los hombres excita su competitividad y sus negocios. La envidia sexual es el combustible del morbo y la pornografía. La envidia económica desenfrena el motor consumista... Etcétera. 
No hay que confundir la envidia con los celos, que son cosas muy distintas. La envidia desearía destruir al objeto-espejo. Los celos, en cambio, desean conservar a toda costa el afecto del otro/a. No obstante, ambos sentimientos pueden ir juntos a veces. Por ejemplo, en los casos de infidelidad amorosa, algunas personas agreden a su pareja infiel no sólo por el dolor de los celos ("agresión-castigo"), sino también por su secreta envidia... ¡pues el engañado/a estaba reprimiendo sus propios deseos de ser infiel! Etcétera.  
En suma, cuanto más infantil, neurótica o insatisfecha es una persona, tanto más envidiosa resultará necesariamente. La envidia sólo se cura madurando la personalidad y resolviendo las propias carencias. La persona madura no envidia a nadie.

    JOSÉ LUIS CANO GIL
Psicoterapeuta y Escritor

Poner límites a nuestros hijos

¿Cómo poner límites a nuestros hijos?
                 
          
                      

Cómo poner límites a nuestros hijos

Poner límites a nuestros hijos desde pequeños es fundamental para su desarrollo. Mantener comunicación y enseñarles a ser responsables son algunas formas de lograrlo.
Uno de los mayores retos al educar a nuestros hijos es saber hasta qué punto poner límites a sus acciones. En un afán por no herirlos solemos ser muy condescendientes y nos cuesta trabajo decir “no”.
Sin embargo, no establecer reglas puede generar mayores problemas a futuro, por eso debemos tener  en cuenta que debemos disciplinar a los niños sin importar su edad. Aquí unos consejos para hacerlo de la mejor manera.

No aplazar

Poner límites a nuestros hijos no es una tarea exclusiva de un rango de edad, es algo que se debe trabajar desde que son pequeños. Si no se hace de esa forma, lo único que provocaremos son mayores dificultades para educarlos más adelante.
En muchas ocasiones dejamos que nuestros bebés hagan berrinches o le peguen a otras personas porque “están chiquitos”. Pero, ésta es una conducta errónea que no debe ser tolerada en ningún momento.

Congruencia

Al educar a nuestros hijos, debemos poner especial atención en el cumplimiento de las normas que establecemos y los consensos a los que llegamos. Es  decir, nuestras acciones y peticiones deben ser coherentes y no cambiar a cada rato.
Por ejemplo, si acordamos que los niños no pueden entrar a la cocina, esta regla no puede pasarse por alto o eliminarse y volverse a imponer a los pocos días. Esto generará confusión en los niños y es muestra de indecisión o inseguridad por parte de los padres al intentar poner límites a la conducta de sus hijos.

Comunicación

Es importante hablar con nuestros hijos sobre su comportamiento y hacerlos partícipes de las reglas a seguir dentro y fuera de casa. Involucrarlos en este proceso los hará sentir escuchados, entendidos y así será más sencillo que respeten lo acordado.
Antes de sancionar a los niños por una falta, es recomendable escuchar sus razones. Hay que inculcarles que toda acción tiene una motivación, y si ésta no es válida, entonces deben obtener una sanción por lo que hicieron mal.

Asumir consecuencias

Poner límites a nuestros hijos implica enseñarles a asumir responsabilidades. Más que un castigo, los niños deben comprender que las sanciones impuestas por sus padres son producto de sus acciones inadecuadas.
Los correctivos pueden variar en dimensiones, sin llegar a los golpes. En ocasiones creemos que pegarle a un niño es la mejor forma de educarlo, pero lo único que provocamos es infundir miedo. Si el niño crece con miedo llegará un momento en el que ya no lo tenga, y de nada habrá valido dicho castigo.
Un castigo o escarmiento adecuado es aquel que hace reflexionar a nuestros hijos sobre sus pasadas acciones. Si logramos que cambie su comportamiento en poco tiempo, entonces estaremos haciendo un buen trabajo.

 


jueves, 27 de octubre de 2016

Las tres cosas de la Vida

Tres Cosas Hay En La Vida: Recuerda "La Regla de las 3 cosas"                   

A continuación encontrarás tres conceptos que son irrevocables y otros tres innegables; tres comportamientos que nos hacen daño; tres cosas que elegimos cómo cumplirlas y tres joyas que nos hacen verdaderamente felices. Disfruta de este recorrido espiritual y recuerda siempre "la regla del tres" mientras disfrutas del bello paisaje que es la vida. 

domingo, 23 de octubre de 2016

Costa Amalfitana

Costa Amalfitana  

Costa Amalfitana
UNESCO logo.svg Welterbe.svg
Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad
Sentier des dieux-Positano-gb.JPG
Atardecer en la Costa amalfitana (desde Positano).
Costa Amalfitana ubicada en Italia
Costa Amalfitana
Costa Amalfitana
Ubicación de Costa Amalfitana en Italia
Coordenadas40°38′00″N 14°36′00″E / 40.633333333333, 14.6Coordenadas: 40°38′00″N 14°36′00″E / 40.633333333333, 14.6 (mapa)
PaísFlag of Italy.svg Italia


RegiónEuropa y América del Norte

La costa Amalfitana (en italiano, Costa d'Amalfi o Costiera Amalfitana) es un tramo de costa italiana bañado por el mar Tirreno, situado en el golfo de Salerno, en la provincia homónima de la región de la Campania. De gran interés turístico y cultural, todos los municipios que integran la costa fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997. La breve descripción que recoge la Unesco es la siguiente:
La franja costera de Amalfi es de una gran belleza natural. Ha estado intensamente poblada desde principios de la Edad Media. Incluye una serie de ciudades como Amalfi y Ravello, que albergan obras arquitectónicas y artísticas especialmente notables. Sus zonas rurales testimonian la capacidad de adaptación de sus habitantes que han sacado partido de la diversidad del terreno de cultivo, desde los viñedos y huertos en terrazas en las laderas bajas, a las tierras de pastoreo en las tierras altas.


Historia

La costa de Amalfi abarca el territorio de la histórica República amalfitana, una de las repúblicas marineras italianas que dominaron el Mediterráneo en torno al siglo XII. Toma su nombre de su municipio más importante, Amalfi, capital histórica de la república, que llegó a albergar una población de 70.000 habitantes, hoy convertido en un pequeño y hermoso destino turístico. Son también destacables en la costa los municipios de Positano y Ravello, ambos destinos vacacionales de primer orden, elegidos por la «jet set» norteamericana de mediados del siglo XX. Los municipios de la costa están conectados por la famosa carretera estatal 163.
La zona ha sido destino turístico desde la época del Imperio romano. Numerosos artistas y personalidades públicas han escogido esta costa como área de recreo, entre ellos Giovanni Boccaccio (que alude a ella en el Decamerón), Richard Wagner (que se inspiró en Ravello para crear la escenografía de Parsifal), M.C. Escher, Greta Garbo o John Steinbeck (que en 1953 escribió Positano, una novela en la que caracteriza dicha localidad). En Amalfi el dramaturgo y poeta noruego, Henrik Johan Ibsen escribió sus obra más importante, Casa de muñecas (1879).
Además, en Maiori, Roberto Rossellini, uno de los directores más importantes del neorrealismo, rodó varias películas como Paisà (1946), La macchina ammazzacattivi, Viaggio in Italia (Viaje en Italia) con Ingrid Bergman. En el 2007 la hija de Roberto, la actriz Isabella Rossellini, fue nombrada ciudadana honoraria de Maiori.
El poeta italiano, Renato Fucini, escribió de este lugar: «El día del Juicio Universal, para los amalfitanos que suban al Paraíso será un día como todos los otros».

Lugares de interés

Costa amalfitana - Vista de Maiori desde Ravello.
  • Duomo (la catedral) de Amalfi, y su claustro (Chiostro del Paradiso, en italiano).
  • Iglesia de Santa Maria Assunta en Positano.
  • Las iglesias de San Salvatore del Birecto y de Santa María Magdalena en Atrani.
  • Catedral, Villa Cimbrone y Villa Rufolo en Ravello.
  • Convento de Santa Maria de Olearia en Maiori
  • Catedral de Scala
  • Las iglesias de San Luca y San Gennaro en Praiano.
  • Iglesia de San Pancrazio en Conca dei Marini.
  • Iglesia de Santa Trofimena y la antigua villa romana de Minori.

Municipios de la Costa Amalfitana

Amalfi.
Atrani.
Mapa del Golfo de Salerno, con la costa amalfitana.

Cinque Terre

Cinque Terre

    
Portovenere, Cinque Terre, y las islas (Palmaria, Tino y Tinetto)
UNESCO logo.svg Welterbe.svg

Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad
Riomaggiore01 2007-03-31.jpg
Vista de Riomaggiore, en Cinque Terre.

Portovenere, Cinque Terre, y las islas (Palmaria, Tino y Tinetto) ubicada en Italia
Portovenere, Cinque Terre, y las islas (Palmaria, Tino y Tinetto)
Portovenere, Cinque Terre, y las islas (Palmaria, Tino y Tinetto)
Ubicación de Portovenere, Cinque Terre, y las islas (Palmaria, Tino y Tinetto) en Italia
Coordenadas44°07′37″N 9°42′34″E / 44.126944, 9.709444Coordenadas: 44°07′37″N 9°42′34″E / 44.126944, 9.709444 (mapa)
PaísFlag of Italy.svg Italia

RegiónEuropa y América del Norte

Se denomina Cinque Terre (en español, "Cinco Tierras") a una porción de costa formada por cinco pueblos en la provincia de La Spezia, bañada por el mar de Liguria en Liguria (Italia).
Cinque Terre abarca desde Punta Mesco hasta Punta di Montenero, y comprende los pueblos de Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore.
Esta región, gracias a sus características geográficas, constituye uno de los principales atractivos de la riviera liguria. Su origen es un contexto orográfico muy particular, que da origen a un paisaje montañoso constituido por distintos estratos o "terrazas" que descienden hacia el mar con una fuerte pendiente. La mano del hombre, a lo largo de los siglos, ha modelado el terreno sin alterar el delicado equilibrio ecológico, utilizando esas terrazas en declive para desarrollar una particular técnica agrícola destinada a aprovechar todo lo posible la disposición del terreno.
En 1997, a instancias de la Provincia de La Spezia, las Cinque Terre, junto con Portovenere y las islas de Palmaria, Tino y Tinetto, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Cinque Terre y Portovenere están recogidas con el código 826-001. En 1999 se creó también el Parco Nazionale delle Cinque Terre ("Parque Nacional de las Cinco Tierras").


Las Cinco Tierras

Monterosso

Monterosso al Mare es la más occidental y la más poblada de las Cinco Tierras. En ella se encuentran también las playas más extensas de la región. Monterosso se sitúa en el centro de un pequeño golfo natural, protegido por una modesta escollera artificial.

Panorama del pueblo de Monterosso.
Al oeste del pueblo se encuentra Fegina, una expansión turística y de balnearios del pequeño pueblo originario. A Fegina se accede a través de un túnel de pocas decenas de metros; allí se ubica la estación de tren y las playas más extensas, compuestas por grava fina.


Panorama del pueblo de Vernazza.

Vernazza

Es, tras Monterosso, el segundo pueblo más occidental de las Cinque Terre. Se sitúa sobre un pequeño promontorio y se inclina hacia el mar, y es solamente accesible por una carretera que desciende desde la carretera provincial.
Se cree que el nombre de Vernazza deriva del adjetivo latino verna, es decir, "local, indígena", pero también es posible que el nombre provenga del producto más conocido del pueblo, la vernaccia, una modalidad local de vino.
Su pequeño puerto garantiza un lugar seguro, en una ensenada natural que permite el atraque de barcos pequeños y medianos.

Panorama del pueblo de Corniglia.

Corniglia

Corniglia se sitúa en el centro de las Cinque Terre, y es el más pequeño de las cinco. Se diferencia del resto de los pueblos de la región en que es el único que no se conecta directamente con el mar, sino que se sitúa sobre un promontorio de unos cien metros, circundado por viñedos distribuidos en las características terrazas en el lado que mira hacia el mar.
Para acceder a Corniglia es necesario descender una larga escalinata conocida como Lardarina, compuesta por 33 tramos y un total de 377 escalones, o bien recorrer la carretera que la conecta con la estación de tren. Además, Corniglia está unida a Vernazza por un sugerente paseo a medio camino entre el mar y la montaña.

Panorama del pueblo de Manarola.

Manarola

Manarola, al igual que los demás pueblos de las Cinque Terre, se encuentra situada entre el Mar de Liguria y la cadena montañosa que se separa de los Apeninos y desciende en dirección sureste, los Alpes Apuanos. Situado en una colina, el pueblo de Manarola se extiende por el valle, encerrada entre dos espolones rocosos, y desciende hacia el mar hasta albergar un pequeño puerto. Manarola es el segundo pueblo más pequeño de las Cinque Terre, después de Corniglia.
Este pueblo se sitúa en el último tramo del río Groppo. Las casas se agrupan una junto a otra a lo largo de la vía principal, la Via di Mezzo, que a su vez sigue el curso del agua.

Panorama del pueblo de Riomaggiore.

Riomaggiore

Riomaggiore es la más oriental de las Cinco Tierras. El centro histórico, cuyo núcleo original data del siglo XIII, se sitúa en el valle del Rio Maggiore, el antiguo Rivus Major del cual toma su nombre el pueblo.
Las casas se distribuyen en distintos niveles paralelos que siguen el abrupto recorrido del río. El nuevo barrio de la Stazione, llamado así por haberse desarrollado en el siglo XIX tras la llegada de la línea férrea, se sitúa en cambio en el valle formado por el Río Finale (Rufinàu), así denominado por señalar, en una época, los límites de las tierras de Riomaggiore y los de Manarola.