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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


viernes, 24 de agosto de 2012

Ansiedad infantil

 Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperar y es normal que se sientan ansiosos en ciertos momentos específicos de su desarrollo. Sin embargo, cuando las ansiedades se vuelven severas y empiezan a interferir con las actividades diarias de la infancia, debe considerarse recurrir al asesoramiento de un especialista.
 Así, por ejemplo, cuando un chico pequeño se muestra excesivamente preocupado por algunas cuestiones no acordes a su edad, es una señal de alerta para consultar.
 El miedo a la oscuridad, por ejemplo, es normal en niños de muy corta edad, pero cuando uno de siete u ocho años se niega a permanecer solo y dormir en su habitación por esta causa, podría estarse en presencia de un trastorno de ansiedad.
 Lo mismo sucede con los chicos que manifiestan dolores de panza y de cabeza de manera constante, manifestando conductas evitativas - por ejemplo para no ir al colegio - sin que exista causa orgánica para ello.
 Un bebé de un año, en tanto, debe estar preparado para separarse momentáneamente de sus padres. Sin embargo, hay algunos a los que esto les resulta imposible y se angustian y no paran de llorar, lo que puede estar anunciando un problema más serio que obliga a la consulta profesional.
 Otros síntomas para tener en cuenta son nerviosismo sin motivo, miedo a que "algo malo" pueda sucederle a él o a sus padres, temor a estar en lugares donde hay mucha gente, o preocuparse excesivamente por lo que los demás piensan de él.
 Además deben llamar la atención, cambios o problemas en las áreas de la alimentación y el apetito, el desempeño escolar, el nivel de actividad, el estado de ánimo o en las relaciones con la familia o los amigos.
 Por otra parte, también resulta preocupante que un niño se lave las manos obsesivamente varias veces al día, que evite ensuciarse y que manifieste conductas no acordes a su edad biológica.
 Estas actitudes deberán ser evaluadas por un profesional, con el fin de conocer la gravedad o motivos que llevan al niño a padecer estos trastornos y la necesidad de tratarlos.

                                                                          

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