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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


lunes, 15 de septiembre de 2014

Nuevas dependencias, nuevos desafíos

por Lic. Ana C. Benveniste

La vida de una persona va de un estado de dependencia absoluta de los cuidados maternos hacia la independencia. Un bebé no puede sobrevivir sin alguien que procure atención a todas sus necesidades (alimentación, abrigo, higiene, afecto…) La maduración y un complejo proceso de desarrollo, llevarán al logro progresivo de auton...omía. Esto no sucede de un modo lineal y parejo en todas las áreas pero, en la vida adulta, suponemos una independencia al menos relativa.
 
Hay circunstancias que por un tiempo más o menos prolongado nos vuelven a poner en situación de dependencia. Por motivos de salud, económicos, u otros, necesitaremos de alguien o algo sin lo cual no podremos realizar determinadas acciones. Necesidad de anteojos, por ejemplo: Puedo enojarme, odiarlos, resistirme, pero tarde o temprano, estoy forzada a aceptar que veo menos, decidir estrategias para tenerlos a mano o pensar en alguna solución alternativa.
 
Las primeras reacciones que pueden aparecer ante situaciones de nuevas dependencias son fastidio, negativa a aceptar la necesidad de ayuda, crítica a la forma de intervenir de cualquiera que no haga las cosas como las hacíamos nosotros, o por el contrario, sometimiento, aceptación silenciosa de todo lo que haga ese otro del cual dependemos por miedo al abandono o “represalias”, por “no querer molestar”…
 
En principio es importante respetar un tiempo de adaptación. Estas situaciones generan dolor por la pérdida de la capacidad perdida, ira, temor, inquietud y otros sentimientos. Quizá nos ayude poder darnos cuenta de lo que nos produce y expresarlos. Frases como: “Todavía no me acostumbro a…” “me da pudor…“ “tengo miedo…” “no entiendo” …permiten enterar al otro de nuestro estado y no interpretar nuestro rechazo o incomodidad como no aceptación de su persona sino de esta nueva situación. A su vez, da lugar a algún tipo de modificación en las respuestas.
 
Por otro lado, el asistente también requiere disposición y un sinceramiento de qué es lo que está en condiciones de aportar. Esto ya sea en una relación personal, laboral, o profesional. Ayudar en algún aspecto de la vida de una persona no implica apropiarse de su vida ni tampoco convertirse en su esclavo. Implica conectar con las necesidades del otro, preguntar y ajustar, según las posibilidades. Discriminar lo que es prioritario y necesario de lo que puede quedar a criterio de los gustos de cada uno, no decidir por el otro, y tratar de que las tareas sean el resultado de un acuerdo, de un consenso, o de una negociación.
 
¿Cómo entregarse a esa situación de dependencia? ¿Cómo crear las condiciones para que ese espacio de confianza necesaria no deteriore la relación sino la afiance?
Entre dos, o entre varios. Creando redes, cadenas de sostén. Poniendo palabras. No imponiendo, desde ninguna de las partes. Tratando de esclarecer qué se necesita, qué se espera, qué se puede o se quiere, en primera persona. Parece simple, pero es todo un desafío.

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