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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


sábado, 4 de julio de 2015

La estatua de Colón...

Este es un escrito maravilloso. Lo más notable es que fue redactado con SENTIDO COMÚN, no con relatos neo-históricos.
Al leerlo, siento vergüenza por la falta de reacción que hemos tenido todos, incluyéndome.



 HABÍA UNA VEZ… una estatua de Colón y una presidente confundida.

        Por  Malú Kikuchi    (11/10/2014)
       
         En 1453 cayó el imperio romano de oriente en manos de los turcos. Europa se quedó sin acceso marítimo a todo aquello que necesitaba de “Las Indias”.  Tenían que llegar de alguna manera,  ¿pero cómo?

         Sin  revisionismo histórico, le propongo volver a la escuela primaria. Volver a la  emoción de escuchar a la maestra contar ese maravilloso cuento sobre las  fantásticas aventuras de un loco marino genovés, qué creía que la tierra, ¡era  redonda!  Tan loco, que con un compás y unos inverosímiles números, consiguió que la reina Isabel de Castilla creyera en sus promesas. En los cuentos siempre hay una reina, y esta era buena.  Tan buena que vendió parte de sus joyas para comprar tres carabelas. Hoy serían  3 cáscaras de nuez.

         El loco  marino genovés consiguió, con permiso de los reyes Católicos de España,  contratar 120 hombres para emprender su aventura. Dos capitanes, Martín y Alonso  Pinzón, algunos hombres de mar y el resto, presidiarios. Recuerde la curiosidad  por saber cómo seguía el cuento. Un día, el 3/8/1492, con la Santa María , la  Pinta y la Niña , partió del puerto de Palos de la Frontera y se lanzó al mar. Se  llamaba Cristóbal Colón. Cruzó el Atlántico para llegar a las Indias, tuvo problemas de todo tipo, hambre, angustia, incertidumbres.

        Ya casi  sin esperanzas, apenas nacido el viernes 12/10/1492, a las 2 horas, Rodrigo de  Triana, desde la Pinta gritó: “Tierra, veo tierra”.

         Desembarcaron ya amanecido  el día 12 en una pequeña isla llamada Guanahani, en las Antillas. Luego Colón  hizo 3 viajes más a este formidable continente sin saber lo que había  descubierto. Volvió en 1493, 1498 y 1502. Murió sin saber.

         Protagonizó, hasta hoy la más increíble aventura del hombre, sólo comparable al alunizaje, pero el descubrimiento de Colón, cambió la historia.

        Tendríamos que ubicarnos a finales del siglo XV, sin baños en los palacios, con pestes incontrolables, madres muertas de sobre parto, Inquisición, luz de velas, mugre, miseria, promedio de vida bajísimo, tiempos en que un libro era un objeto precioso, saber leer y escribir un milagro en manos de la iglesia,  supersticiones de todo tipo, olores nauseabundos, cubiertos inexistentes, una  vida terrible para las mayorías. Una vez ubicados en tiempo  y lugar,  imaginemos  la odisea de Colón  peleando contra la ignorancia sólo con sus conocimientos, que no habían sido  comprobados por nadie antes de su aventura  maravillosa.

         ¿De qué  lo acusan a Colón? ¿De haber descubierto América? ¿De haber cambiado la historia  de la humanidad? ¿De haber ampliado horizontes a costos increíbles, no sólo para  los colonizados, también para los colonizadores? No fue fácil. Nada es fácil  cuando hay un antes y un después “de”. ¿De quién surgió la peregrina idea que  Colón fue un genocida? ¿Chávez? Puede ser. El típico resentimiento de alguien acusado de ser indio en un ejército de blanquitos. No fue culpa de Colón. Colón  fue un descubridor, ni un conquistador, ni un  colonizador.

         En  cuanto a estos últimos, que en alguna mente afiebrada podrían ser considerados  genocidas, sería pertinente recordar que los tiempos eran otros. Matar y morir eran hechos habituales. Como ahora, pero un poco más. No se habían inventado los  DDHH, ni los delitos de lesa humanidad. Los pueblos originarios eran  terriblemente salvajes entre ellos. Igualmente lo eran los conquistadores  entre ellos. Y los unos lo fueron con  los otros. No había medios de comunicación, no se filmaban videos sobre  degüellos por temas religiosos, la TV no los retransmitía, las led no iluminaban  los crímenes, las redes sociales no los amplificaban.

         Todos, los unos y los  otros, fueron crueles.  Y la  humanidad a pesar de todo, ha crecido moralmente. Hay hechos que hoy no  toleramos. O decimos que no los toleramos.

        Dejando a Colón de lado, ya  que no tiene nada que ver con crímenes de ningún tipo, juzgar la conquista y la colonia con  los ojos, la moral y los códigos de hoy, es delirante.  El tiempo y el lugar son fundamentales.  Hay que hacer un ejercicio de imaginación y situarse.

         Quizás así tomemos  conciencia del disparate de vilipendiar el día del descubrimiento, tener la  estatua de Colón tirada en alguna parte de esta ciudad, rota y sucia. Esperando que el acuerdo entre nación y CABA  le encuentren un lugar. Sin recordar que esa estatua estupenda se hizo bajo el proyecto de Antonio Devoto, exitoso inmigrante italiano que lideró la colecta de los demás italo/argentinos para hacerla posible, que el parque que  rodeaba el monumento lo diseñó Carlos Thays y que era un orgullo para la  ciudad.

         Y si a  la presidente, que tiene fecha de vencimiento como los yogures (10/12/2015), le  molesta la estatua del inmenso Colón, y reivindica los pueblos originarios,  aunque permite que se mate de hambre y sed a los qom, wichis, tobas y otras  etnias del NEA, le recuerdo que se llama Cristina, que viene de Cristo,  Fernández, nombre castizo si los hay, Wilhem, alemán; que se casó con Néstor, nombre griego,  Kirchner, alemán. Y  si piensa reemplazar a Colón por Juana Azurduy, regalo de Evo Morales, también  le recuerdo que la coronela del ejército del Norte, que nos merece todo el respeto, se llamaba Juana, hebreo, Azurduy, vasco, de Padilla, castizo. No existirían en América sin Colón. Ninguna de ellas se llama o llamó Moctezuma,  Manco Capac, Namuncurá o Tupac Amarú.

         ¿Es  mucho pedir un poco de sentido común? Por mi parte, gracias Colón por ese mítico  12/10/1492 de hace 522 años. Gracias, porque a pesar de todo, me gusta ser  argentina y pertenecer al continente americano.
       
       

        Vale recordarlo los días      escolares…..

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