El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. La idea de esta celebración partió de Cataluña (España), donde este día es tradicional regalar una rosa al comprador de un libro.
Este mes, todos los países, promueven la importancia del libro y de los derechos de autor. En Argentina, en coincidencia con esa fecha, se realiza la Feria del Libro, uno de los eventos culturales más convocantes y emblemáticos de nuestra sociedad. Pero cabe destacar que en estos últimos años, muchos son los interrogantes que quedan luego de esta grandiosa presentación de libros. ¿ Es ésta una exposición literaria o simplemente una oportunidad para hacer política ?
Creo que en varias oportunidades se ha confundido el sentido de la misma y en lugar de destacar las obras literarias de riqueza linguística y a sus destacados autores, se exponen libros de distinta ideología política, que más que orientar a los concurrentes, provocan disturbios y confusión entre los asistentes , sin lograrse el fin de la muestra : la formación de lectores .
El futuro del libro y el futuro de la lectura ... Del papel a la pantalla ...
El libro digital atrae cada vez más y más lectores y, si bien en nuestro país los hábitos de consumo suelen ir a un ritmo más lento que en otras sociedades, todos coinciden en que tarde o temprano las transformaciones llegarán y serán profundas y duraderas.
El libro electrónico empieza a imponerse como una revolución en la industria editorial, sacudiendo toda su estructura; desde la escritura hasta su participación en la economía.
Hasta los más escépticos y conservadores comienzan a aceptar las posibilidades que abren las nuevas tecnologías y rescatan la importancia de utilizar estos recursos de manera productiva y profunda.
Lo cierto es que un libro es un libro no por su formato sino por el intercambio que se produce entre el autor y el lector. El lector no consume pasivamente el texto, lo apropia, lo interpreta, crea su propio sentido y es en este proceso que cobra su real dimensión. Es así que creemos y proponemos que el debate y la reflexión en los distintos ámbitos de la sociedad, en particular en las instituciones educativas y gubernamentales, no se enfoquen tanto en el futuro del libro como en el futuro de la lectura.
De todos modos, estoy convencida, que el libro impreso seguirá siendo un recurso irremplazable en la educación y transmisión cultural de los pueblos.
Alicia Gerardin
Alicia Gerardin
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