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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


domingo, 14 de octubre de 2012

El 12 de Octubre, España y su legado

 En estos tiempos, en que en la Argentina se viven momentos de desencuentros, de desacuerdos, de falta de libertad para expresar ideas diferentes, es importante conocer la herencia que España nos dejó. Esa herencia que debemos destacar y que es "su rica lengua española",  idioma  que nos permite  expresarnos con corrección y un "destacado espíritu de libertad".
 El diario "El País" de Montevideo, publicó este artículo que nos invita a la reflexión...
 
 El 12 de octubre, aniversario del descubrimiento de América y Día de la Raza -o Día de las Américas- según el calendario oficial, inspira algunas reflexiones.
 La primera es que los uruguayos, virtudes y defectos incluidos, somos más españoles de lo que creemos.
 No en vano la inmigración española fue la más numerosa de todas las que nutrieron el crecimiento demográfico del país en el siglo XIX y nos aportaron su peculiar idiosincrasia.
 "De España nos viene el amor a la libertad", proclamó Juan Zorrilla de San Martín en su célebre discurso de La Rábida al cumplirse el cuarto centenario del descubrimiento, cuando su voz fue la de todos los americanos. Esa es una verdad de a puño.
 El amor a la libertad es la herencia más nítida que España nos dejó y que explica muchos de los momentos estelares de la historia nacional, entre los cuales resalta -al menos para mi generación y por su cercanía- el histórico voto por el "No" en el plebiscito de 1980 que abrió el camino para recobrar la democracia y echó por tierra la absurda idea de perpetuar en estas tierras el despotismo militar.
 Ese despotismo militar que Artigas lapidó en las Instrucciones del año XIII (en la número 18, para ser precisos), embargado como estaba del espíritu liberal contagiado por hombres como el sabio aragonés Félix de Azara a quien acompañó en sus andanzas por el interior del país.
 Es el mismo espíritu de la Constitución de Cádiz ("la Pepa"), aprobada en 1812, madre de nuestra primera Constitución, la de 1830, y basamento jurídico sobre el que se edificó esta nación.
 Artigas y nuestra primera Constitución. No es poco cimiento.
 La Constitución de Cádiz, que ahora cumple dos siglos, tuvo un ascendiente sobre nosotros que merece ser realzado. Para empezar, materializó la idea de la representación popular en una asamblea constituyente cuando la pequeña Montevideo colonial de entonces tuvo que designar y enviar su propio diputado a las Cortes en España. El elegido fue el sacerdote Rafael Zufriategui.
 Más importante aún fue el talante liberal de esa Carta que fijó principios cardinales como
- la libertad de expresión,
- la libertad de conciencia y
- la separación de poderes.
 Un talante liberal que gravitó sobre la República en formación y que tiñó para siempre la concepción política dominante en un país enemigo de totalitarismos y tiranías, así como partidario del diálogo y la conciliación en lugar del recurso a la violencia como forma de hacer política.
 Anota con razón el escritor argentino Natalio Botana que "la Pepa" tuvo otra virtud: la de "enseñar a escribir una Constitución en lengua española".
 Parece un detalle marginal, pero no lo es como lo probó el carácter de modelo que esa Carta tuvo en estas latitudes. Además, esa observación apunta a otra influencia imperecedera de España: su lengua,
- el canal de transmisión de una cultura y
- unos valores que portamos hasta el presente y
que a más de un viajero lo indujo a repetir aquella frase tan entrañable como justa:
- "mi patria es la lengua española".
 En esa lengua, la de Cervantes, nos reconocemos a cada instante como hijos de una Madre Patria que nos dejó su impronta.
 Por eso, tal como se proclamó en el reciente Día del Patrimonio,
- nada mejor que cuidar nuestro vocabulario y evitar su degradación.
- Una tarea que el gobierno y las instituciones de enseñanza deberían asumir con seriedad.
              Antonio Mercader - "El País" - Montevideo  14-10-2012

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