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"Líneas y Entre Líneas"...

... los invita a disfrutar , con otra mirada y con sus opiniones personales, de los encuentros y desencuentros en los distintos roles que hoy nos tocan vivir en la sociedad.

En este espacio, "La Educación" será el centro en torno al cual giren los distintos temas. A veces delirantes, otras veces reales, mutando de una expresión dura a una actitud tierna.

Así serán las interesantes propuestas y sugerencias hacia un mismo objetivo : "Convivir en Sociedad"


martes, 16 de diciembre de 2014

Matrimonio igualitario

OPINIÓN DE UN CURA EN ESPAÑA, SOBRE EL MATRIMONIO IGUALITARIO.-

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse. Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son cosas de la zoología, de la Madre Naturaleza. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana. Por supuesto no es un invento de la Iglesia. Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
Después ellos se divertían con efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era para tener hijos. 
La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: "matris" y "munio". La primera significa "madre", la segunda "proteger".
El matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer que es madre, el mayor y más sublime oficio humano.
Cada palabra tiene su significado propio. Una compra-venta gratuita no es una compra-venta, sino una donación. Y una enfiteusis por cinco años no es una enfiteusis, sino un vulgar arriendo.
Llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo me parece como poco serio.
Jurídicamente, un disparate, de carcajada.
Que le llamen "homomonio", "chulimonio", "seximonio", "matrigay" o lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya está inventado hace tiempo.
Nadie llama tarta de manzana a la que está hecha de peras, ni tampoco se le dice taza a la escupidera, ambas son blancas y con asa, pero en una desayunamos y en la otra orinamos.
Lo curioso es que cuando dices cosas como éstas, algunos te miran como extrañados de que no reconozcas la libertad de las personas. Y por más que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que cada uno puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es un matrimonio, van y me llaman intolerante.
Pero pongamos las cosas en su verdadera dimensión, los homosexuales son alrededor del 10% de la población, el 90% restante es heterosexual; entonces, reconocer a ese 10% y aceptar que son diferentes es tolerancia y democracia, pero ceder a sus caprichos ya no es democracia ni tolerancia, es estupidez.
No sé lo que harán los parlamentarios a la hora de votar. Son políticos, no juristas.
Votarán por razones políticas, no según Derecho.
Las consecuencias son graves. Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer, ¿le vas a negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana? ¿O a un padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo derecho? La sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en  Dinamarca.

R.P. José Carlos Areán
Capellán del R.C. Celta - Vigo

 
 
 
 
 
 

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