Hay que estar bien, "pum para arriba" y para adelante ¿Hay dolor?
hay que extirparlo ¿hay angustia? ¡Fuera! ¡Es tóxica!
¡Psicofármacos! 
Salí a aturdirte a algún bar, intoxicate; ponete a hablar sin parar, 
mírate trescientas series, hasta la ceguera; "tenés que estar bien" 
¡La vida es para disfrutar!… ¡No- te- ha- gas-dra-ma! ¿Problemas sexuales? No te hagas ningún planteo, tomate un Viagra y fue. 
¿Estás mal con tu cuerpo? Operate, inyéctate algo: rápido, todo al
toque. Nada de tomarte el trabajo un año en el gimnasio o modificar
tu dieta. 
La vida pasa ¡HAY QUE VIVIR A FULL! Stop, pongámonos a pensar 
un poco en el sentido de todo esto.
El nuevo imperativo social, el nuevo mandato, es tener que sentirte 
bien a cualquier costo. Por supuesto no todo el mundo compra o entra 
en esa lógica; pero sí vemos que es una tendencia que aumenta. 
No hay tiempo para trabajar con uno, estamos enfermos de tiempo, 
de ansiedad (la ansiedad es una patología del tiempo, es querer ir más rápido que él).
Cada vez veo más intolerancia al sufrimiento, a las frustraciones
lógicas de la vida: frente a los primeros conflictos de pareja, o laborales,
o lo que sea…se rompen los vínculos, no se tolera nada, o "estamos
bien o no estamos", como si habría que sacarse de encima lo antes
posible aquello que es fuente de conflictos. Lo curioso es que evolucionamos y mejoramos como personas o en nuestros vínculos
con tensiones y crisis, transitando esos momentos, y no evitándolos
o tratando de sacárselos de encima lo antes posible.

(iStock)
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Donde hay seres humanos hay problemas. Donde hay amor y pasión, 
hay líos…tensiones, desamparo, fragilidades de los dos lados. En el mundo del trabajo hay combates y objetivos, y estrés; con los hijos 
hay angustias y grandes satisfacciones…es decir: creo que hay de 
bajar los ideales de lo que "es la vida" porque si no, o "es eso ideal"… 
o "todo es poco", todo es nada, y ante las primeras frustraciones o diferencias… rompemos vínculos y relaciones.
La vida es el arte de lo posible; no propongo que aceptemos el 
sufrimiento y nos entreguemos: solo digo que en nuestra existencia 
no todo es pasarla bien y hacer lo que se quiere en cada momento y 
ya. Por ejemplo: ser padres responsables es entender que ciertas responsabilidades como padres están por sobre nuestros intereses narcisisticos. Por supuesto que hay que buscar un equilibrio, pero 
siempre, en definitiva, y en determinadas situaciones, es la 
responsabilidad lo que ordena la cosa, luego sí: todo lo demás. En el trabajo, en el amor ¿por qué no? el amor es -también – trabajo, 
creatividad, construcción, proyectos.
Lo que quiero decir, es que hay que bajar un poco las exigencias para 
con nosotros y para con "los otros" que nos rodean. Somos humanos, estamos transitando una experiencia que es vivir y, – vivir- , tiene 
cosas buenas y malas. Yo creo que naturalmente y más allá de estas 
ideas que comparto con ustedes, vivir es una experiencia predominantemente muy buena. Cada vez me encuentro más 
diciéndole a mis pacientes cosas como estas: -"tranquilo, no te exijas 
tanto, la vida es compleja, no le exijas tanto a los otros, ni a la realidad, pues ella es lo que es, tenés que adaptarte a algunas cosas e intentar modificar otras, tranquilo, casi nada es tan grave".

Las personas tenemos naturalmente un enorme abanico de estados 
de ánimo, buenos y malos, los trabajamos, buscamos el bienestar, un equilibrio pero, ojo: esa búsqueda puede volverse algo muy tiránico e interminable…y puede derivar en un ir en busca de un espejismo, de 
algo inexistente, ideal. Propongo que a los ideales, que a veces los tocamos de cerca ¿por qué no? los llamemos "irreales". Los ideales 
nos dan fuerza, son motivadores: aspiramos a ellos y, bien tomados, 
nos hacen mejores personas o mejores en lo que hacemos.
Por supuesto que muchas veces en la vida sentimos tocarlos, nos sentimos plenos con muchas situaciones, pero pretender más que 
eso…mal camino para la vida mundana. Todo esto que he escrito, 
quizá, son obviedades: pero ustedes no saben la cantidad de gente 
que está atrapada en este nuevo mandato de aturdirse… y buscar 
más…y más, dejando incluso a veces…la vida misma en el camino 
por buscar "lo mejor" se pierden de disfrutar lo bueno, lo lindo del día 
a día. La angustia no es un estado toxico, algo que tenemos que 
sacarnos, hay que conectarse con ella, para evolucionar, no hay que 
estar "siempre para arriba", hay que estar como se puede y como la 
vida lo vaya permitiendo.
Por Gervasio Díaz Castelli